En la era digital, trabajar frente a una pantalla durante ocho o más horas diarias se ha convertido en la norma. El teletrabajo, las reuniones virtuales y el ocio digital han hecho que pasemos gran parte del día sentados, a menudo sin darnos cuenta de las consecuencias que la vida digital puede tener para nuestra salud física y mental a largo plazo.
El impacto de la vida digital no es solo físico
El cuerpo humano está diseñado para moverse, no para permanecer inmóvil. Pasar tanto tiempo sentado reduce el gasto energético y afecta múltiples sistemas del organismo. A nivel musculoesquelético, favorece la debilidad muscular, especialmente en la zona lumbar, los glúteos y el abdomen, lo que puede generar dolor de espalda, tensión cervical y problemas posturales. Con el tiempo, esta inactividad contribuye a la rigidez articular y disminuye la flexibilidad, aumentando el riesgo de lesiones.
El impacto no es solo físico. Estudios recientes relacionan el sedentarismo prolongado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y obesidad, incluso en personas que realizan ejercicio fuera del horario laboral. Esto se debe a que permanecer mucho tiempo sentado reduce la circulación sanguínea, altera el metabolismo de la glucosa y favorece la acumulación de grasa corporal.
Además, el estilo de vida digital también afecta nuestra salud mental. La exposición continua a pantallas, combinada con la falta de movimiento y la sobrecarga de información, puede provocar fatiga visual, estrés, ansiedad y problemas de concentración. El cerebro, al igual que el cuerpo, necesita pausas activas para mantener su rendimiento y bienestar.
Se debe practicar actividad física regularmente
Frente a este panorama, es fundamental adoptar hábitos de compensación. Incorporar pausas activas cada hora, levantarse para estirarse o caminar unos minutos, y realizar ejercicios de movilidad puede marcar una gran diferencia. También se recomienda ajustar el entorno de trabajo: una silla ergonómica, la pantalla a la altura de los ojos y una postura adecuada ayudan a prevenir molestias.
Practicar actividad física regularmente —al menos 150 minutos semanales— y mantener una alimentación equilibrada son pilares esenciales para contrarrestar los efectos del sedentarismo.
En definitiva, el estilo de vida digital llegó para quedarse, pero eso no significa resignarse a sus consecuencias. Con pequeños cambios diarios, podemos mantener el equilibrio entre la tecnología y la salud, cuidando nuestro cuerpo tanto como cuidamos nuestras conexiones digitales.
