La presencia de animales en entornos urbanos es algo habitual, pero no siempre inofensivo. La fauna urbana, que incluye desde palomas y murciélagos hasta mosquitos, puede convertirse en un factor de riesgo sanitario si no se gestiona adecuadamente. Aunque estos animales cumplen funciones ecológicas importantes, su proliferación sin control puede afectar la salud pública.
Uno de los casos más visibles es el de las palomas. En muchas ciudades, forman parte del paisaje cotidiano, pero su sobrepoblación genera problemas. Sus excrementos son corrosivos, pueden dañar edificios y monumentos, y actúan como vectores de bacterias, hongos y parásitos que pueden provocar enfermedades respiratorias o cutáneas, como la criptococosis o la psitacosis.
Algunos animales en la ciudad son esenciales
Por otro lado, los murciélagos son esenciales para el equilibrio de los ecosistemas urbanos: se alimentan de insectos y ayudan a controlar plagas. Sin embargo, cuando anidan en edificios o se aproximan demasiado a zonas habitadas, pueden representar un riesgo. Aunque rara vez entran en contacto directo con humanos, algunos pueden ser portadores de virus como la rabia, lo que exige medidas de precaución.
En cuanto a los mosquitos, el calentamiento global y la expansión de las ciudades han favorecido su proliferación, especialmente de especies invasoras como el mosquito tigre. Este insecto puede transmitir enfermedades como el dengue, el zika o el chikungunya, que antes eran exclusivas de regiones tropicales pero que hoy se están detectando también en entornos urbanos europeos.
¿Qué controles se necesitan sobre la fauna urbana?
La clave está en el equilibrio. No se trata de eliminar la fauna urbana, sino de gestionar su presencia de forma responsable:
- Monitoreo y control de poblaciones, especialmente en zonas con alta densidad de animales.
- Educación ciudadana: no alimentar a las palomas, eliminar aguas estancadas para evitar la cría de mosquitos, y respetar el hábitat de especies protegidas como los murciélagos.
- Colaboración con servicios de sanidad ambiental para implementar medidas preventivas y de desinfección.
- Diseño urbano adaptado, que evite acumulaciones de basura, humedades y espacios donde los animales puedan anidar sin control.
La convivencia con la fauna urbana es inevitable, pero no debe convertirse en una amenaza. Con políticas públicas adecuadas, educación y responsabilidad colectiva, es posible convivir de forma saludable con estas especies y proteger el bienestar de todos los ciudadanos.