Los médicos durante la etapa de residencia, suelen desarrollar habilidades y experiencia que pondrán en práctica durante toda su carrera profesional.

En el caso de los cirujanos, los profesores de facultades determinan el nivel de competencia clínica, confianza y capacidad de toma de decisiones de cada médico residente  a través de observaciones personales. 

Pero un estudio hecho por la Facultad de Medicina de la Universidad de Missouri (MU), demostró que los niveles de transpiración podrían proporcionar una evaluación más objetiva de las habilidades quirúrgicas de los médicos residentes.

Dentro de la educación quirúrgica, la evaluación de habilidades se basa en una evaluación subjetiva, que básicamente es un sentimiento instintivo. Hay una necesidad de una manera objetiva e imparcial  para determinar la capacidad quirúrgica y la capacidad de un residente para operar de forma independiente. Controlamos la actividad electrodérmica durante los procedimientos quirúrgicos reales. Llegamos a la hipótesis que a medida que progresaba el entrenamiento, las respuestas de los residentes al estrés de realizar procedimientos quirúrgicos disminuiría en relación con su nivel de experiencia”, comentó Jacob Quick, autor principal del estudio.

El especialista señaló que, esencialmente, “entre más nerviosos estamos, más sudamos. Cuanto más sudamos más actividad  electrodérmica (EDA) se realiza a través de la piel. Por tal motivo, durante una serie de exámenes, usamos los sensores de respuesta de la piel para analizar los niveles de transpiración de los residentes mientras realizaban cirugías laparoscópicas de la vesícula biliar”, dijo el experto.

Jacob Quick indicó que durante los hallazgos iniciales, se encontró que en los momentos cruciales durante las intervenciones quirúrgicas, la EDA de los residentes se incrementó hasta 20 meses más que el personal experimentado que realizaba el mismo procedimiento, pero ese nerviosismo puede disminuir al incrementar su experiencia.