En la era digital, el uso de dispositivos electrónicos en niños —tabletas, teléfonos móviles, televisores y consolas— se ha vuelto cotidiano. Sin embargo, diversos estudios alertan sobre los posibles efectos negativos que el uso prolongado de pantallas puede tener en el desarrollo cognitivo infantil, una etapa clave para el aprendizaje, la atención y las habilidades sociales.
La sobreexposición a dispositivos electrónicos se relaciona con dificultades de aprendizaje
El cerebro de los niños se encuentra en pleno crecimiento y necesita estímulos variados: interacción humana, juego físico, lectura y exploración del entorno. Cuando el tiempo frente a las pantallas reemplaza estas experiencias, se puede alterar el desarrollo de funciones cognitivas esenciales como la memoria, la concentración, el lenguaje y la autorregulación emocional. La sobreexposición digital también se ha relacionado con dificultades de aprendizaje, menor rendimiento escolar y problemas en la calidad del sueño.
Uno de los riesgos más evidentes del uso excesivo de dispositivos electrónicos es la disminución de la atención sostenida. Las aplicaciones y plataformas digitales están diseñadas para captar la mirada con estímulos rápidos y recompensas inmediatas, lo que puede dificultar la capacidad del niño para mantener la concentración en tareas prolongadas o menos estimulantes. A largo plazo, esto puede afectar su desempeño académico y su desarrollo emocional.
No se debe considerar la tecnología como una enemiga del desarrollo infantil
No obstante, la tecnología no es enemiga del desarrollo infantil si se utiliza con moderación y propósito educativo. Existen herramientas digitales que fomentan la creatividad, el pensamiento lógico y el aprendizaje interactivo. La clave está en establecer límites saludables: la OMS recomienda que los menores de 5 años no pasen más de una hora al día frente a las pantallas, y que los menores de 2 años las eviten completamente, salvo para videollamadas familiares.
Los padres y cuidadores cumplen un papel fundamental en este equilibrio. Supervisar el contenido, acompañar el uso y promover actividades fuera del entorno digital son estrategias que favorecen un desarrollo integral.
En conclusión, el impacto del uso prolongado de dispositivos electrónicos en el desarrollo cognitivo infantil depende del tiempo, el tipo de contenido y la participación adulta. Fomentar un consumo consciente y equilibrado de la tecnología es esencial para que los niños crezcan conectados, sí, pero también curiosos, atentos y emocionalmente saludables.