El consumo mundial de sustitutos de la leche alcanzó 8.000 millones de kilos en 2023, y las proyecciones indican que superará los 10.500 millones en 2028. India lidera la adopción con un 25% de consumidores, mientras que en Latinoamérica destacan México (18%) y Brasil (13%). El sector se perfila como un actor clave en la reconfiguración de la industria alimentaria y de salud.
El crecimiento de un mercado sin lactosa
La intolerancia a la lactosa, las nuevas tendencias en salud y bienestar, y el auge de dietas basadas en plantas han impulsado una transformación silenciosa en la mesa de millones de hogares. Los datos de Statista Consumer Insights muestran que la demanda de alternativas a la leche de origen animal continúa creciendo con fuerza.
En 2023, el consumo global de sustitutos de la leche llegó a 8.000 millones de kilos, lo que representa un incremento de 530 millones de kilos respecto a 2022. Las previsiones para 2028 son aún más ambiciosas: superar los 10.500 millones de kilos.
India encabeza la lista con un 25% de consumidores que incorporan regularmente bebidas vegetales como soya, avena o almendra en su dieta. En América Latina, México (18%) y Brasil (13%) son mercados emergentes clave, mientras que Japón se posiciona como uno de los más rezagados, con apenas un 10%.
Comparación con otro fenómeno en salud y nutrición
Este auge recuerda al crecimiento acelerado del mercado de proteínas vegetales, que en menos de una década pasó de ser un nicho vegano a un producto mainstream en cadenas globales de comida rápida. Tal como ocurrió con las hamburguesas vegetales, los sustitutos lácteos han dejado de ser una alternativa exclusiva para intolerantes a la lactosa o veganos, para convertirse en una elección habitual de consumidores interesados en sostenibilidad, digestión ligera y reducción de impacto ambiental.
Ambos casos muestran cómo la industria alimentaria se adapta a las demandas de salud y conciencia ecológica, acelerando la innovación en productos y estrategias de marketing.
Salud y sostenibilidad: el motor de la transición
Los sustitutos de la leche no solo responden a una necesidad clínica —la intolerancia a la lactosa afecta al 70% de la población mundial según la World Gastroenterology Organisation—, sino que también se alinean con metas de sostenibilidad. Su producción requiere menos agua y genera una menor huella de carbono en comparación con la ganadería tradicional.
Esto los posiciona como protagonistas de una transición alimentaria que impacta tanto en la salud individual como en la salud del planeta.