De acuerdo con una estimación realizada por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el año pasado, existen en el país más de 20 mil casos de esclerosis múltiple (EM). Ese mismo año, el Consejo Mexicano de Neurología también calculó que aproximadamente el 40 por ciento de los pacientes que padecen esta enfermedad no son diagnosticados a tiempo y por tanto su condición empeora.
Precisamente con el objetivo de reducir la incidencia del deterioro por la esclerosis múltiple, un grupo de investigadores de Estados Unidos ha diseñado un nuevo sistema que permitiría predecir el riesgo de discapacidad ocasionada por esta enfermedad, objetivo que se lograría a través del monitoreo de los niveles de hierro de los pacientes en diferentes regiones del cerebro.
La fase de experimentación de la investigación contó con la participación de 600 pacientes con EM, 452 de ellos en la etapa inicial y 148 en fases más avanzadas, así como 250 individuos sanos. A cada persona se le realizó una resonancia magnética cuantitativa para ver las concentraciones de hierro en áreas del cerebro relacionadas con el control del movimiento y la interpretación de señales sensoriales.
El estudio, a cargo de investigadores de la Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas Jacobs de la Universidad de Buffalo y publicado en la revista Radiology, comprobó que las concentraciones de hierro de los pacientes con EM eran mayores a las de individuos sanos en la región de los ganglios basales, pero menores en la zona del tálamo.
Además, se encontró una relación entre la disparidad en las concentraciones de hierro y la duración de la esclerosis múltiple en el paciente, el grado de discapacidad de la persona y la progresión del padecimiento. Con este descubrimiento, se pueden determinar más rápida y fácilmente los niveles de atrofia cerebral a través de sistemas de resonancia magnética.
Actualmente, los tratamientos antiinflamatorios para la EM no impiden que los pacientes desarrollen discapacidad mental y física con el tiempo. Además de poderse predecir el riesgo de sufrir atrofia cerebral que corren las personas con el padecimiento, este nuevo sistema de monitoreo podría ayudar a otros equipos de investigación farmacológica a desarrollar medicamentos efectivos que prevengan el deterioro general de los pacientes.