Desde el momento del nacimiento, toda persona pertenece a una familia, grupo social donde se da su desarrollo como ser humano, y donde se generan vínculos de diferente tipo, los cuales repercuten de manera positiva o negativa en su desarrollo físico, emocional e intelectual, dimensiones que deberían de ser consideradas por todo médico.
Al tener en mente que los principales problemas de salud residen más en un etiología social que en una biológica, existen dos puntos principales que deben llamar la atención del clínico:
- Lo que ocurre dentro de la familia puede desempeñar un papel etiológico en la enfermedad del paciente.
- La respuesta de la familia ante la enfermedad influye en el curso de la misma.
Se sobreentiende que la mejor protección para un individuo derivará de la mejor atención que exista para el grupo social al que pertenece en el grupo en el que vive, pues la misma enfermedad cuenta con diferentes implicaciones dependiendo de la etapa de desarrollo en que se encuentra cada integrante de su grupo familiar.
Para medir el grado de salud o enfermedad de una familia se utilizan escalas de evaluación establecidas, las cuales toman en cuenta los siguientes parámetros:
- Comunicación entre los integrantes con diálogos bidireccionales.
- Forma de resolución de problemas.
- Tipos de limites establecidos con la familia y con otros grupos sociales.
- Reglas y roles dentro de la familia.
- Dominio y manejo de emociones, entre los involucrados.
A raíz del resultado de estas evaluaciones las familias se dividen en funcionales o disfuncionales.
Una vez detectada la presencia de una familia disfuncional (y por ende una familia asociada con enfermedad), es importante detectar los problemas de origen para tomar conciencia de ellos y así evitar círculos viciosos, pues frecuentemente los integrantes de este tipo de familias llegan a somatizar los problemas que atraviesas.
Por mencionar algunos ejemplos de padecimientos relacionados con este tema:
- Ansiedad.
- Depresión.
- Nicturia.
- Adicciones.
- Problemas de lenguaje.
- Terrores nocturnos.
- Mal nutrición.
Es indispensable recordar que las necesidades de cada uno de los integrantes de la familia son diferentes y dependen en gran medida de la etapa de vida en que se encuentra cada uno de ellos.
En resumen, los pilares de la salud familiar lo constituyen la comunicación, el respeto, la atención y el cuidado de calidad.