La salud en climas extremos: cómo protegerse en zonas muy calurosas o muy frías sin afectar el cuerpo

Vivir o trabajar en climas extremos representa un desafío constante para el organismo. En México y otras regiones del mundo, las olas de calor intenso y los descensos bruscos de temperatura son cada vez más frecuentes. Adaptarse a estas condiciones es fundamental para proteger la salud sin someter al cuerpo a esfuerzos innecesarios.

En zonas de calor extremo, el principal riesgo es la deshidratación y el golpe de calor. Cuando la temperatura ambiental supera la capacidad del cuerpo para autorregularse, aumenta la frecuencia cardíaca, se altera la presión arterial y se pierde líquido rápidamente. Para prevenirlo, es esencial mantener una hidratación constante, incluso sin sensación de sed. Consumir agua de forma regular y complementar con electrolitos en casos de sudoración excesiva ayuda a mantener el equilibrio corporal.

La ropa juega un papel clave en los climas extremos

La ropa también juega un papel clave. En climas calurosos se recomienda usar prendas ligeras, de colores claros y tejidos transpirables que faciliten la evaporación del sudor. Evitar la exposición directa al sol en las horas de mayor radiación y utilizar protección solar reduce el estrés térmico y previene daños en la piel. Además, adaptar la actividad física a horarios más frescos permite cuidar el rendimiento y evitar sobrecargas.

En climas muy fríos, el cuerpo enfrenta el reto opuesto: conservar el calor. La exposición prolongada a bajas temperaturas puede provocar hipotermia, rigidez muscular y alteraciones circulatorias. Vestirse por capas es una estrategia efectiva, ya que permite regular la temperatura corporal según la actividad. Es importante proteger extremidades como manos, pies y cabeza, zonas donde se pierde mayor cantidad de calor.

Es clave escuchar las señales del cuerpo

La alimentación también influye en la adaptación al frío. Incluir comidas calientes y nutritivas favorece la producción de energía y ayuda a mantener la temperatura interna. Sin embargo, es fundamental no depender únicamente de bebidas alcohólicas para “entrar en calor”, ya que pueden generar una falsa sensación térmica y aumentar el riesgo de hipotermia.

En ambos extremos, escuchar las señales del cuerpo es clave. Mareos, fatiga excesiva, confusión o entumecimiento son alertas que no deben ignorarse. Mantener una vivienda bien ventilada en zonas calurosas y adecuadamente aislada en regiones frías contribuye a crear un entorno más seguro.

Proteger la salud en climas extremos no significa forzar la adaptación, sino acompañar al cuerpo con hábitos adecuados. Con prevención, hidratación, vestimenta adecuada y atención a las señales físicas, es posible enfrentar temperaturas extremas sin comprometer el bienestar general.