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Médicos de la televisión, ¿hechos o mentiras? (parte 2)

La labor de los médicos en la televisión es muy diferente de la que se cumple en el mundo real, creando falsas expectativas en muchos casos.
Cómo tratar con pacientes enojados

En el escrito previo comenté algunos de los yerros que existen en la actuación de los médicos en los programas de TV, situación que condiciona una mala interpretación del público o, en su momento, de los propios médicos. Cabe destacar que lo anterior también se aplica para enfermeras y paramédicos.

Por ejemplo: hace algunos años al estar de guardia nocturna en el hospital llegó una mujer, de aproximadamente 30 años, con un bebé en brazos y gritando que le ayudara, pues su bebé no podía respirar, “tienen una infección respiratoria muy fuerte desde hace 5 días”. Al revisarlo se encontraba cianótico, apnéico y sin pulso. Le comenté que no sabía cuánto tiempo había pasado sin respirar antes de su ingreso al hospital y ello le detuvo el corazón antes de llegar al servicio. Antes de dejarme terminar, la señora y el reste de sus familiares se levantaron rápidamente gritando, “regrese con él y haga algo. En la televisión siempre funciona”. Desgraciadamente, para todos, éste no fue el caso, pues como había referido, la tasa de supervivencia de éste y otros eventos en programas de TV son significativamente mayores.

Tal tergiversación de los hechos fomenta la confianza en “milagros”, exhibiendo lo anterior como si fuera frecuente, alentando al público a esperar que el milagro ocurra para ellos también. Si bien la fe es un elemento esencial del ser humano, que le ayuda a mantener la esperanza en situaciones difíciles, creer en milagros podría conducir a tomar decisiones médicas, a instancia de familiares o pacientes, que podrían dañarlos al iniciar o prolongar intervenciones invasivas, fútiles, costosas y dolorosas.

La realidad social a la que están expuestas las personas en la televisión moldea sus actitudes, siendo de manera sutil y complicada, sin haber estudiado su repercusión de manera adecuada, pues el público que ve la televisión lo hace, en primer lugar como diversión, aprender “es secundario y en no pocos casos, algunos casos resultan aburridos”.

Lo que vende en la televisión son las situaciones críticas o infrecuentes, desdeñando las situaciones comunes o que afectan a mis familiares, siendo subrepresentadas por se sumamente cotidianas (ejemplo de esto son la diabetes y la hipertensión).

Después está la representación de médicos y enfermeras. Realmente pocos hospitales tienen tantas parejas románticas como sucede en Grey’s Anatomy o Dr. House, situación que cambia la perspectiva sobre nuestra profesión ante el público, quien cree que como gremio simplemente estamos buscando tener relaciones románticas o sociales en lugar de trabajar. Es cierto que conocer gente y convives con ella en el hospital (ahí conocí a mi esposa), pero los programas de televisión aumentan exponencialmente el número de relaciones que ocurren en el trabajo, ni qué decir de los sitios y la magnitud del romance.

Diferencias entre la televisión y la vida real

Médicos en televisión

Médicos en la vida real

Una doctora vuelve a casa tras cuatro guardias consecutivas (48 a 96 horas) sin  arrastrarse penosamente hasta su cama, llega despierta, se toma una copa de buen vino y disfruta de una botana saludable con una película, su cara y su pelo lucen espléndidos.

Posterior a una guardia de 24 a 48 horas no tienes deseos de ir a tomar alcohol, bailar o ver películas. Además la despensa y tú refrigerador no tuviste tiempo de llenarlos el fin de semana por la guardia anterior. Tu mayor placer consiste en dormir y tratar de recuperarte.

Las casa o departamento de un médico de cualquier categoría en TV, está recogida e impoluta, viven en las mejoras zonas y con carros lujosos.

Si no compraste despensa, no tienes tiempo de arreglar la casa (salvo estés casado o con tus papas), vives en una zona promedio y sueñas con que el transporte público no esté lleno.

La bata de un médico en TV luce como recién salida de la mejor tintorería –lavada y planchada- (aunque hayan dormido con ella y hayan practicado cualquier postura sexual en la sala de descanso).

La bata de un médico suele tener aspecto de haber dormido con ella (casi siempre eso pasa). Si está planchada lo hizo tu esposa o tu mamá, pues tú ni siquiera pudiste lavar la ropa porque te dormiste al estar estudiando.

En la sala de descanso de un hospital de TV se mantiene más sexo que un hotel.

Si bien te va encuentras lugar en el descanso y si no… hay sillas, camillas sin colchón o en el piso. No, no y no, ni pensar en sexo.

Los médicos de TV dedican el 90 por ciento de su tiempo a romance y 9 por ciento a las cuestiones inherentes a su trabajo. Rara vez se complican sus pacientes y demandas.

Tu trabajo absorbe 80 por ciento de tu tiempo y el otro 20 por ciento restante estás pensando cuál es la mejor ruta para ir al otro trabajo y que ojalá no te demanden.

La mayoría de residentes, enfermeras y médicos adscritos salen del hospital para ir a tomar una copa y regresar.

Simplemente no puedes salir del hospital sin permiso y es imposible dar consultas con olor a alcohol.

Enfermeras Televisión

Enfermeras en la realidad

La misión del personal de enfermería es tener relaciones con los médicos. Los conocimientos adquiridos en la licenciatura sirven para tener una conversación en un bar.

Están capacitadas para tratar y atender a los pacientes desde una perspectiva holística. No, no, no sirven para tener relaciones con los médicos. Son tan inteligentes como cualquiera.

A veces estiran sábanas, toquetean los goteros y miran con desaprobación al doctor rebelde que realiza un arriesgado procedimiento experimental que todavía no se aprueba por la comunidad médica.

Atienen al paciente, tienden su cama, calculan soluciones, aplican medicamentos. Conocen algunos procedimientos médicos y auxilian en su realización. Hacen observaciones si el procedimiento no es el adecuado.

El personal de enfermería siempre tiene listos diez miligramos de epinefrina, es como la Aspirina pero a lo bestia. Sirve para todo.

Requieren tiempo para preparar y suministrar cualquier medicamento, verifican las dosis indicadas, si no lo es hace la observación al médico. No se tiene epinefrina para todo.

Entre enfermeras y enfermeros hay sutiles diferencias:

a) La enfermera viste de otro color y tiene relaciones sexuales con los médicos.

b) Un enfermero va vestido de otro color y está preparándose para ser médico.

No hay diferencias, entre enfermeras y enfermeros, ambos trabajan por igual.

a) Se apegan al uniforme indicado con sutiles diferencias. Su fin no es tener relaciones con los médicos.

b) Ambos pueden estudiar para ser médico

Los auxiliares de enfermería no existen en las series médicas.

Como indica su nombre, los auxiliares facilitan el trabajo a las enfermeras.

La mujer tiene un papel preponderante en los programas de la televisión.

Aquí independientemente de su profesión, sufren acoso y abuso, llegando a feminicidio.

Paramédicos Televisión

Paramédicos en la realidad

Los paramédicos son muy guapos, rudos y muy viriles, para fines prácticos vienen siendo los Indiana Jones de la medicina.

Estudian, se capacitan y proveen cuidados de calidad, no todos son guapos, tienen salarios raquíticos y su actividad está por ser normada.

Las paramédicas son lesbianas.

No lo son, varias de ellas son muy guapas.

Las jerarquías médicas se dividen en: malévola corporación propietaria del hospital, director bonachón con autoridad cuestionada, médicos guapos, solteros y menores de 40 años, enfermeras aleatorias y un guarda de seguridad que siempre lo matan.

La mayoría de los hospitales son públicos… el dueño es el gobierno, el director se debe al hospital, no todos los médicos somos guapos, hay de varios estados civiles, son de cualquier edad, ya hable de las enfermeras; en nuestro país asesinan a médicos no a guardias.

Enfermedades televisión

Enfermedades en la realidad

La enfermedad más rara, el paciente más grave y con el diagnóstico más difícil… siempre se resuelve en 30 a 45 minutos, enfermedades frecuentes son el lupus, el Cushing y el Síndrome de Addison.

Las enfermedades más comunes que se presentan de manera aguda son la gripe, asma y dolor abdominal.

De manera crónica: sobrepeso y obesidad, Diabetes, hipertensión, Insuficiencia renal.

Si el paciente ingresa por dolor abdominal probablemente tenga a su propio gemelo necrosado en su interior.

Eso rara, pero muy rara vez, ocurre.

Siempre que el padre sea el único donante tal vez descubriremos que no es el padre.

El 99.99 por ciento de las mujeres con hijos que requieren un trasplante complejo le fue infiel a su marido.

Cuando se trata de trasplantes como sabemos los mejores donadores son los que tiene lazos consanguíneos. Por lo que en la vida real, es posible realizar este evento, sin tanto drama  y con mucho éxito.

El número de teléfono favorito En las series es el del Centro de Enfermedades Raras.

El teléfono favorito es el del centro de apoyo o traslados, seguido del de comida a domicilio.

Los ingresos habituales en una noche, en un hospital de TV: Son la explosión de un ferry, el hundimiento del túnel más transitado de la ciudad o un parto de octillizos.

Los ingresos habituales en una noche de urgencias son el dolor torácico, insuficiencia renal, traumatismos, intoxicación etílica, dolor abdominal, apendicitis, dolor dental.

Sitios de un hospital en la televisión

Sitios de un hospital en la vida real

Los elevadores en los hospitales televisivos son el punto neurálgico de las emociones, van vacíos…

Si llegan a servir, están tan llenos que lo que deseo es tener mi espacio privado y esquivo la mirada de los extraños.

Sin importar lo grande del hospital, si hay un romance coincidirán en los ascensores varias veces (el elevador es claro, cálido y vacío).

Si estás de guardia y puedes salir, no siempre sirve el elevador o está lleno, por lo que tal vez ni te des cuenta que iba en él un compañero.

Las series de televisión presentan a los médicos como seres infalibles o héroes, siempre y cuando no se falle, en cuyo caso aparece la palabra “demanda”; omitiendo en todo ello, si el paciente se cuida, si se apega al tratamiento o si los familiares contribuyeron a la enfermedad (que en próximas fechas hablaré de ello).

Como médicos debemos procurar, en la medida de lo posible, proporcionar “aportaciones creativas y orientación” a los programas de TV o, si hay la posibilidad, que las asociaciones médicas proporciones información profesional a dichos programas, redituaría en programas con información de mayor calidad, donde el paciente y sus familiares aprenderían.

Los profesionales de la medicina somos sólo eso, personal dedicado a la atención y servicio del enfermo. Trabajamos mientras el resto está en casa descansando o durmiendo.

Conclusión

No podemos negar que el personal médico y paramédico forma parte de la raza humana y por lo tanto, tiene debilidades e imperfecciones, que, sin ningún temor a equivocarme, la respuesta es contundente ¡absolutamente!… sin embargo, es válido que los dramas televisivos médicos retraten así a este personal, sin proporcionar precisión en todos los aspectos, elevando la expectativa del público para obtener mayores ganancias y cuando hay un error de este personal de la salud, son las mismas televisoras las que te crucifican públicamente. En mi humilde punto de vista, ¡ciertamente no!

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