Más de 192 mil defunciones por enfermedades cardiovasculares se registraron en México en 2024, de acuerdo con cifras preliminares del INEGI. El sedentarismo, la mala alimentación y el estrés amenazan cada vez más a personas jóvenes, lo que enciende las alarmas sobre la necesidad de hábitos saludables desde la infancia.
Las enfermedades del corazón continúan encabezando las estadísticas de mortalidad en México. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2024 fallecieron 192,000 personas a causa de estas patologías, cifra que refleja una crisis de salud pública de largo alcance.
El riesgo cardiovascular no distingue edades. Factores como el sedentarismo, la mala alimentación y el estrés crónico afectan incluso a adultos jóvenes, incrementando la incidencia de hipertensión, colesterol elevado, diabetes y obesidad, todos ellos detonantes de la enfermedad cardíaca.
El déficit de actividad física en México
El Informe de Práctica Físico-Deportiva 2024 del INEGI revela un panorama preocupante: apenas 41.1% de los adultos realizaron alguna práctica físico-deportiva en su tiempo libre, y de ellos, un tercio lo hizo con una frecuencia o intensidad insuficiente para obtener beneficios reales en la salud.
Esto confirma la necesidad de fomentar la actividad física desde la infancia y en el entorno familiar, donde los hábitos pueden consolidarse con mayor facilidad.
Ejercicio: clave para prevenir
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos realicen entre 150 y 300 minutos semanales de actividad física moderada o intensa, incluso quienes tienen enfermedades crónicas o alguna discapacidad. Para niños y adolescentes, la meta es mantenerse activos al menos 60 minutos al día.
Actividades simples como caminar a paso rápido, nadar, andar en bicicleta o participar en clases de movimiento no solo ayudan a fortalecer el corazón y mejorar la circulación, sino que también reducen factores de riesgo como la hipertensión, la obesidad y el colesterol alto.
Complementar con ejercicios de fuerza y flexibilidad proporciona un acondicionamiento integral, mejorando tanto la capacidad cardiovascular como la salud musculoesquelética.
Alimentación y prevención integral
El ejercicio debe ir acompañado de una dieta balanceada. Los especialistas recomiendan aumentar el consumo de frutas, verduras, cereales integrales y alimentos bajos en grasas saturadas y azúcares. Estos cambios sencillos tienen un impacto directo en la prevención de enfermedades del corazón.
En México, iniciativas privadas como los programas de Sport City, que ofrecen entrenamientos adaptados a diferentes edades, buscan impulsar el bienestar cardiovascular desde una perspectiva integral, incorporando a toda la familia en rutinas de movimiento y nutrición saludable.
Comparación internacional
El problema no es exclusivo de México. Según la OMS, las enfermedades cardiovasculares causan cada año 17 millones de muertes en el mundo, representando la primera causa de fallecimiento global. En países como Colombia y Brasil, los reportes también muestran un aumento de casos en adultos jóvenes, tendencia vinculada a estilos de vida urbanos y mayor prevalencia de obesidad.
Un mensaje para el Día Mundial del Corazón
Este 29 de septiembre, el mensaje es claro: la prevención empieza con hábitos simples y sostenibles. Incluir a la familia en actividades físicas, mejorar la alimentación y realizar chequeos médicos periódicos son estrategias efectivas para reducir riesgos cardiovasculares y mejorar la calidad de vida en México y el mundo.