Aunque el gasto público en salud crecería 5.9% en términos reales para 2026, el monto total seguiría 4.7% por debajo del ejercido en 2024. Los mayores incrementos se concentran en el IMSS, mientras que hospitales, salud mental y abasto de medicamentos para población sin seguridad social enfrentan recortes. México mantiene una inversión en salud de apenas 2.6% del PIB, muy lejos del 6% recomendado por la OMS.
Datos clave
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Gasto total propuesto para 2026: 996,528 mdp (2.6% del PIB).
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Incremento respecto a 2025: +5.9% real.
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Reducción respecto al gasto ejercido en 2024: –4.7% real.
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Recomendación OMS: 6% del PIB (brecha de 3.4 puntos).
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IMSS: +58,213.9 mdp.
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Secretaría de Salud (SSa): –2,228.6 mdp.
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IMSS-Bienestar: +0.8% real, aunque atiende al mayor número de personas (INEGI 2025).
(Fuentes: CIEP 2025, INEGI 2025, OMS 2025)
Salud en el Paquete Económico 2026: un crecimiento que no alcanza
El Paquete Económico 2026 (PEF 2026), presentado el 8 de septiembre de 2025, contempla un incremento real de 5.9% en el gasto en salud respecto de 2025. Sin embargo, en comparación con el gasto ejercido en 2024, implica una reducción real de 4.7%.
El presupuesto en salud pública se mantiene por debajo de la mitad de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sugiere un mínimo del 6% del PIB para garantizar la cobertura universal. México apenas alcanzaría el 2.6% del PIB, equivalente a 996,528 millones de pesos, según estimaciones del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP 2025).
Aunque el IMSS concentra la mayor parte del aumento presupuestal con 58 mil millones de pesos adicionales, la Secretaría de Salud enfrentaría un recorte de más de 2,200 millones. Esto genera una contradicción: el crecimiento agregado no se traduce en mayor cobertura efectiva, sobre todo para la población sin seguridad social.
Hospitales e Institutos: aumento insuficiente tras dos años de recortes
El gasto para hospitales e institutos nacionales aumentaría 7.9% respecto a 2025, con un total de 2,212 mdp adicionales, destacando los incrementos en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (+36%) y en el Instituto Nacional de Cardiología (+11%).
No obstante, si se compara con el gasto real de 2024, el sector presenta un recorte acumulado del 26.5%, equivalente a 10,799 mdp menos. Las instituciones más afectadas serían el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición (–33%) y el Instituto Nacional de Cancerología (–32%), claves para atender enfermedades crónicas y metabólicas como obesidad, diabetes y cáncer, principales causas de pérdida de años saludables en México (IHME 2021).
Salud mental: retroceso silencioso en medio de crisis emocional nacional
El presupuesto destinado a salud mental disminuiría 2.5% respecto a 2025, con un recorte de 90.9 mdp, concentrado en la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones.
Este retroceso representa apenas 1.5% del gasto total en salud pública, muy por debajo del 5% recomendado internacionalmente (Gilbert et al., 2015).
La inversión sigue siendo insuficiente frente al aumento de trastornos depresivos y de ansiedad, especialmente en jóvenes y población trabajadora. Según la OMS (2025), los problemas de salud mental tienen impacto directo en la productividad laboral y el crecimiento económico, por lo que el gasto limitado en este rubro podría traducirse en pérdidas a largo plazo.
Medicamentos y material médico: más recursos, pero menor abasto
La partida para medicamentos, material médico y de laboratorio representaría 15.2% del gasto total en salud (152,128 mdp), el nivel más alto en una década. Sin embargo, pese al incremento del 9.8% respecto a 2025, aún estaría 7.1% por debajo del gasto de 2024.
El aumento beneficia principalmente al IMSS, que concentra el 79% de las compras. En contraste, la población sin seguridad social, atendida por el IMSS-Bienestar y la SSa, sufriría un recorte neto de 1,819 mdp.
Este desequilibrio refleja una brecha estructural en el acceso a medicamentos: mientras los derechohabientes del IMSS o ISSSTE disponen de más recursos por persona, los pacientes del sistema público enfrentan desabasto recurrente y altos gastos de bolsillo.
Comparación internacional: Chile y Colombia, modelos de financiamiento progresivo
En Chile, el gasto público en salud equivale a 4.9% del PIB, con una meta de alcanzar el 6% en 2030. Colombia, por su parte, destina 5.6% del PIB a su sistema de salud, con un modelo mixto que combina aseguramiento universal y fondos territoriales (OCDE 2025).
México, con 2.6% del PIB, se ubica entre los niveles más bajos de inversión sanitaria de América Latina, lo que limita la expansión del acceso universal a la salud (CUS) y mantiene desigualdades según la condición laboral: una persona con seguridad social tiene 2.3 veces más recursos que una atendida por IMSS-Bienestar (CIEP 2025).
El Paquete Económico 2026 refleja un incremento aparente, pero sin resolver la brecha real de financiamiento que arrastra el sistema de salud mexicano. El gasto público continúa insuficiente para garantizar cobertura universal, fortalecer la infraestructura hospitalaria y asegurar medicamentos y atención integral en salud mental.
Sin una reforma estructural de financiamiento, México difícilmente podrá cumplir el estándar de gasto mínimo recomendado por la OMS ni cerrar las desigualdades que afectan a la población sin seguridad social.
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