Los síntomas somáticos o trastornos conexos, son un verdadero reto para los profesionales de la salud. Debido principalmente, a que son quejas físicas que ocasionan dolor, incomodidad y malestar real, en ausencia de hallazgos positivos en los diagnósticos clínicos, que avalen una patología asociativa. Por tanto, la fisiopatología y las pruebas complementarias se vuelven insuficientes ante unos indicadores de enfermedad difícilmente explicables, que demandan muchos recursos sanitarios y pueden llegar a incapacitar al individuo.
Síntomas sin justificación orgánica que incapacitan
La somatización, tiene mayor presencia entre las mujeres. Sin embargo, también es frecuente en personas que se encuentran bajo esquemas de ansiedad, miedo y depresión. Ya que, el paciente tiene la expectativa de encontrar orientación, diagnostico, exámenes médicos y tratamiento, a una dolencia que aumenta con el tiempo. Pero que es desatendida, porque la interpretación de amenaza que se hace de ella, no concuerda con los hallazgos médicos y la realidad.
El trastorno somático, lleva al individuo a persistir en una evaluación médica desgastante, tanto para el paciente, el médico y el sistema de salud. Sobre todo, porque los estudios clínicos, las interconsultas con especialistas y la valoración constante, son innecesarias. Debido a que, no dependen de un trastorno físico, sino mental, que debe ser tratado de una manera diferenciadora por un grupo interdisciplinario, donde el psicólogo asume un papel de gran valor para mejorar la salud integral del individuo. (Tamayo, Rovner, & Muñoz, 2006)
Los trastornos mentales somatomorfos, se encuentran en una clasificación diagnostica llamada Síntomas somáticos y trastornos relacionados. Básicamente porque, medicamente hablando, no se puede descartar la posibilidad de que lo que está sintiendo el paciente, este asociado realmente a una patología no diagnosticada. Sobre todo, porque la somatización aguda y crónica, pueden empezar con estrés psicosocial, generando riesgos anexos en la creación de problemas de personalidad, en la conducta y en el estado de salud físico.
Aunque, aún no se establecen las causas exactas de padecer de este trastorno, las investigaciones apuntan a que los antecedentes familiares, la educación, la genética, las creencias, la falta de autoestima, el deterioro de confianza y sucesos conflictivos vividos, como el maltrato, pueden llegar a ser detonantes que aumentan la sensibilidad al dolor. De tal manera, que se maximicen los síntomas de alguna afección, debilitando el organismo o se materializan dolencias a causa de los pensamientos negativos. (medlineplus, s.f.)
Los paliativos para tratar los síntomas del trastorno somático, buscan mantener un equilibrio físico y mental del individuo. Para ello, es necesario hacer inicialmente una evaluación clínica que descarte una patología física, ya que, si existe, lo primero es tratarla. Así mismo, la valoración psicológica indicara los factores conductuales, emocionales y de personalidad que deben ser atendidos, ya sea, con psicoterapia, técnicas alternativas o fármacos.
Tratar los síntomas somáticos de un paciente reviste de gran importancia, porque de esta manera cuidamos la salud mental y física. Generando una actitud llena de positivismo ante las situaciones que nos presenta la vida. De igual manera, sentirse sano facilita establecer relaciones interpersonales constructivas, que minimizan las situaciones de estrés y mejoran ostensiblemente los pensamientos positivos y las expectativas de alcanzar las metas personales.