Las enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, representan una de las principales causas de muerte en México. Aunque afectan a toda la población, las personas en situación de vulnerabilidad enfrentan mayores obstáculos para su prevención y tratamiento, lo que agrava la desigualdad en salud.
¿Por qué son más vulnerables?
Las poblaciones vulnerables —como comunidades rurales, personas de bajos ingresos, indígenas o adultos mayores— suelen tener acceso limitado a servicios médicos, educación en salud, transporte y alimentación saludable. También pueden estar más expuestas a condiciones de vida que favorecen el sedentarismo, el estrés crónico o el consumo de alimentos ultraprocesados debido a su bajo costo y disponibilidad.
Además, la falta de diagnóstico temprano es común, lo que retrasa el tratamiento y aumenta el riesgo de complicaciones graves, hospitalizaciones y gastos catastróficos en salud.
Prevención de enfermedades crónicas: el primer paso clave
La prevención sigue siendo la herramienta más efectiva para reducir el impacto de las enfermedades crónicas. Algunas estrategias que deben implementarse con enfoque comunitario incluyen:
- Educación en salud accesible y culturalmente adecuada, que promueva hábitos saludables como una dieta equilibrada, actividad física y autocuidado.
- Jornadas médicas móviles o brigadas de salud, especialmente en zonas alejadas, para detectar enfermedades a tiempo.
- Programas comunitarios de alimentación y ejercicio, apoyados por gobiernos locales, que incluyan a familias completas y respeten tradiciones locales.
- Promoción del etiquetado nutricional claro y restricciones a la publicidad de productos nocivos dirigidos a poblaciones vulnerables.
Tratamiento de enfermedades crónicas con enfoque integral
Una vez diagnosticada una enfermedad crónica, el tratamiento debe ser accesible, continuo y adaptado a las necesidades de la población. Esto implica:
- Acceso garantizado a medicamentos esenciales y seguimiento médico regular.
- Apoyo emocional y psicológico, ya que muchas personas enfrentan estas enfermedades en soledad o sin redes de apoyo.
- Atención primaria fortalecida, con personal capacitado para brindar orientación, seguimiento y coordinación entre niveles de atención.
Enfrentar las enfermedades crónicas en poblaciones vulnerables no es solo un reto médico, sino un compromiso ético. Reducir las brechas en salud significa ofrecer igualdad de oportunidades para vivir una vida larga y saludable, sin importar el lugar de residencia o nivel socioeconómico.