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Proponen científicos utilizar terapia CRISPR para tratar la obesidad, sin realizar modificaciones genéticas

Expertos descubrieron que la técnica CRISPR podría ser capaz de controlar el hambre, y por tanto luchar contra la obesidad, sin la necesidad de cortar ADN

La herramienta CRISPR tiene un futuro oscuro. Hace un mes, fue utilizada para modificar genéticamente a dos gemelas humanas. Esta acción provocó un profundo rechazo de la comunidad científica. Por otro lado, autoridades y organizaciones comenzaron a plantearse el poner trabas a su uso. Su reputación, sin embargo, podría salvarse si logra combatir la obesidad.

Un estudio de la Universidad de California en San Francisco quiere usar CRISPR para combatir la obesidad. Con una versión modificada de la herramienta, se podría mejorar significativamente el control del apetito. De acuerdo con la investigación, publicada en la revista Science, esto se lograría sin modificación genética alguna. Los efectos, además, parecen ser a largo plazo.

Creatividad e innovación para combatir la obesidad

Nadav Ahituv, autor líder del estudio, señala que utilizan la herramienta CRISPRa. Es similar a la técnica original en que puede fijarse a una secuencia de ADN determinada. Sin embargo, en lugar de estar equipada con tijeras, tiene un regulador de intensidad. Así, cuando encuentra el gen objetivo, amplifica su nivel de actividad. Este sistema sería muy útil en trastornos de obesidad. En especial en mutaciones de los genes SIM1y MC4R, los cuales regulan la saciedad y el hambre.

Pensamos que podríamos incrementar la dosis de una copia funcional del gen. Así, se prevendrían muchas enfermedades en individuos que sufren estas mutaciones […]. Los resultados demuestran que CRISPRa puede usarse para dosificar genes. Especialmente, en casos donde la enfermedad sea resultado de una copia faltante. Tenemos en nuestras manos una potencial cura para la obesidad y cientos de otros padecimientos.

El sistema CRISPRa se probó en un modelo animal. Se utilizó la herramienta en ratones que carecían del gen SIM1 o MC4R. Por esta alteración, padecían de un hambre incontrolable. Con esta técnica modificada, se amplió el efecto del gen que los roedores conservaban. Mientras que en el grupo de control no podían dejar de comer, quienes recibieron el tratamiento tenían un peso similar a los especímenes sanos. En términos prácticos, curó su obesidad.

Los investigadores aseguran que que CRISPRa podría tener mayor potencial que el CRISPR. Para muchas enfermedades, como los mismos trastornos de la obesidad que examinaron, ambas herramientas podrían tener el mismo efecto. Sin embargo, la versión modificada tiene un mayor rango de usos. Además, evitaría las posibles consecuencias adversas de la alteración genética directa.

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