La alimentación infantil en México es un factor decisivo para el crecimiento físico, el desarrollo cognitivo y la salud a largo plazo. Sin embargo, estudios recientes muestran que la dieta de muchos niños mexicanos está marcada por desequilibrios nutricionales, tanto en el hogar como en el colegio, a través del menú escolar.
En el menú familiar, la base sigue siendo el consumo de tortillas, frijoles, arroz y carnes, lo que asegura la presencia de carbohidratos y proteínas. No obstante, el aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados —como refrescos, botanas saladas, galletas y comida rápida— ha desplazado el consumo de frutas, verduras y legumbres frescas. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), más del 80% de los niños consume bebidas azucaradas diariamente, lo que eleva el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2.
El menú escolar es más saludable últimamente
En el entorno escolar, los programas de alimentación varían ampliamente. Aunque existen lineamientos para promover menús saludables, en la práctica es común encontrar que las cooperativas y tienditas escolares venden productos altos en azúcar, sodio y grasas saturadas. Esto, sumado a horarios reducidos para comer y la falta de educación alimentaria, limita la adopción de hábitos saludables.
El impacto de esta dieta desequilibrada es evidente. La combinación de exceso calórico y baja calidad nutricional se asocia con sobrepeso infantil, deficiencias de hierro y calcio, y menor rendimiento escolar por falta de energía sostenida y micronutrientes esenciales. Además, una mala alimentación en la infancia puede programar predisposiciones metabólicas que afectan la salud en la adultez, un fenómeno estudiado desde la perspectiva de la epigenética.
Estrategias para mejorar la situación
Para mejorar la situación, se requieren acciones coordinadas:
- Reforzar la educación nutricional en casa y en la escuela, enseñando a los niños a elegir y preparar alimentos saludables.
- Garantizar menús escolares balanceados, con supervisión nutricional y cumplimiento estricto de las regulaciones sobre venta de comida chatarra.
- Facilitar el acceso a alimentos frescos, especialmente en comunidades con limitaciones económicas o geográficas.
- Promover la participación de padres y tutores en la planificación de menús, fomentando la coherencia entre lo que se come en casa y en la escuela.
La alimentación en la infancia no solo determina el peso o la talla de un niño, sino que moldea su salud física, emocional y cognitiva para toda la vida. Asegurar menús equilibrados y nutritivos es una inversión directa en el futuro de México.
