Si bien se trata de una ciencia compleja, se puede resumir la mercadotecnia como un conjunto de estrategias que pretenden encontrar maneras creativas y distintas de ofrecer servicios, productos, etcétera, al público; con el fin de diferenciarse de los esquemas de publicidad tradicionales que ya no los hacen receptivos a los mensajes comerciales. Lo anterior, por supuesto, no implica que deba utilizarse un acercamiento indirecto para tener éxito.

El direct marketing es una subdisciplina de la mercadotecnia que utiliza llamados a la acción (call-to-action, la expresión en inglés mejor conocida) para fomentar un comportamiento específico en el público objetivo. Al contrario de otros métodos publicitarios, los resultados de esta estrategia son fácilmente medibles porque solo se necesita analizar si las personas están realizando las actividades que la organización quiere que se hagan.

Por ejemplo, en tu consultorio podrías enviar un gran número de invitaciones para que pacientes, suscriptores y otras personas asistan a un foro médico que tu negocio está patrocinando. Al final del correo, pones el mensaje: “¡Cupo limitado! Entra al siguiente enlace para apartar tu lugar”. Para medir la efectividad de tu campaña de mercadotecnia, únicamente debes corroborar cuántas personas han realizado su pre-registro al evento desde el envío del mensaje.

Si bien el correo electrónico es el canal más relacionado con el direct marketing, hay otras avenidas por las que tu consultorio puede ponerse en contacto con el público. Puedes poner tus call-to-action en tus mismas redes sociales o página del negocio, así como por correo físico, mensajes de texto, cupones y hasta panfletos y flyers. Si tienes suficientes recursos, incluso puedes aplicar esta estrategia de mercadotecnia en comerciales o infomerciales de televisión.

Es importante que, si tu consultorio está considerando utilizar esta forma de mercadotecnia para su negocio, sepa segmentar bien al público objetivo. Dependiendo de las características de los prospectos pacientes a los que quieras llegar, el canal y mensaje probablemente deba ser distinto. Por ejemplo, a los individuos mayores podría serles más atractivo contestar a un mensaje de texto, mientras que personas más jóvenes podrían estar disponibles solo mediante e-mail.