Si eres dentista, imagina la siguiente situación: el paciente llega al consultorio, te cuenta el motivo de su visita, haces una revisión y finalmente llega el momento más importante, el presupuesto.
Tus servicios son de primera y el paciente sabe que necesita ser atendido, de lo contrario ese dolor de muelas no lo dejará en paz por mucho tiempo. Sin embargo algo sale mal: esa persona ha decidido no aceptar tu presupuesto ¿por qué?
Puedes ser que tu cliente no cuente con el dinero suficiente en ese momento, aun cuando le mencionaste que puede pagar cada semana. Pero de pronto observas que el paciente tiene un dispositivo móvil de última generación por lo que imaginas que el dinero puede no ser la razón de que no haya aceptado tu propuesta de honorarios.
¿Entonces, qué puedes hacer?
Si el dinero no es el problema, deberás ponerte la gabardina de detective e investigar las razones por las que el paciente no aceptó el presupuesto que le ofreciste.
Generalmente puede ser por los siguientes motivos:
- Niega el problema. Tu paciente sabe que tiene un problema dental que debe ser atendido rápidamente, pero de último momento prefiere gastarse su dinero en otra cosa: ropa, videojuegos, otro teléfono, etc.
- Codicia. Tiene que ver con el punto anterior, por lo que debes convencerlo para que acepte el tratamiento haciéndole ver que unos dientes sanos son su mejor carta de presentación.
- Miedo. A la gente no le gusta ir al mentiras por miedo. Tan solo escuchar el ruido del taladro los pone muy nerviosos. Usa el miedo a tu favor explicándole a tu paciente que si no se atiende rápido, puede perder sus piezas dentales.
Encuentra los motivos y no desistas en tu labor de convencimiento.