A partir de enero de 2026, el gobierno federal pondrá en marcha el registro universal al sistema público de salud, con una credencial del Bienestar que permitirá a los mexicanos atenderse en cualquier institución pública. La presidenta Claudia Sheinbaum proyecta que, para 2027, el esquema esté completamente operativo, integrando a IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar en un solo sistema interoperable.
Un paso hacia la universalización del sistema de salud mexicano
Durante la conferencia matutina del 6 de octubre de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo anunció la creación de un registro universal de salud, que iniciará inscripciones en enero de 2026. Este registro otorgará una credencial del Bienestar a cada ciudadano, independientemente de su afiliación al IMSS o ISSSTE.
“Todos van a tener credencial, y podrán atenderse en cualquier institución pública”, afirmó Sheinbaum.
La mandataria aseguró que el proyecto permitirá que para 2027 exista un sistema integrado donde los historiales médicos de los pacientes sean compartidos entre instituciones, lo que facilitará la atención continua y reducirá duplicidades administrativas.
Según datos del INEGI (2024), en México más del 30% de la población carece de acceso efectivo a servicios de salud pública, mientras que un 22% de los hogares realiza gastos catastróficos en atención médica. El objetivo del registro universal sería reducir estas brechas y mejorar la cobertura.
Datos duros y contexto
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Inicio del registro: enero de 2026
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Meta operativa: 2027
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Instituciones involucradas: IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar
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Población objetivo: 130 millones de personas
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Cobertura actual (2024, INEGI): 68% con acceso a servicios públicos de salud
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Presupuesto estimado del sector salud 2025 (SHCP): 962 mil millones de pesos
Comparación internacional: el modelo chileno de interoperabilidad
El anuncio recuerda la reforma chilena de interoperabilidad en salud (2019–2023), en la que el gobierno integró los historiales médicos de la red pública (FONASA) con clínicas privadas. En Chile, esta medida permitió que el 85% de los usuarios del sistema público accediera a su expediente médico digital, mejorando tiempos de diagnóstico y reduciendo duplicaciones de estudios.
México, con una población casi el doble que la chilena y una fragmentación institucional más compleja, enfrenta un reto mayor: unificar bases de datos, esquemas de financiamiento y sistemas de información. No obstante, expertos en salud pública, como la doctora Malaquías López Cervantes (UNAM), han señalado que la interoperabilidad es “el paso indispensable” para garantizar un verdadero sistema universal.
Desafíos pendientes
Entre los principales retos del registro universal destacan:
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Infraestructura digital insuficiente: menos del 50% de las unidades médicas rurales cuenta con conectividad estable.
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Capacitación del personal médico y administrativo.
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Protección de datos personales, ante el manejo de historiales clínicos digitales.
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Homologación de sistemas de registro entre IMSS, ISSSTE y los servicios estatales.
Si el proyecto logra materializarse, México se acercaría por primera vez a un sistema nacional de salud unificado, una meta postergada desde la creación del Seguro Popular en 2003 y su posterior sustitución por IMSS-Bienestar. La credencial del Bienestar podría convertirse en el documento base para la atención médica universal, unificando la política social y sanitaria del país.
