El diagnóstico temprano de trastornos del neurodesarrollo, como el trastorno del espectro autista (TEA), el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o los retrasos en el lenguaje, es clave para ofrecer intervenciones oportunas que mejoren la calidad de vida de los niños. Sin embargo, en las zonas rurales e indígenas de México, este proceso enfrenta múltiples retos que limitan el acceso a un diagnóstico adecuado y oportuno.
La escasez de especialistas es uno de los obstáculos en el diagnóstico del neurodesarrollo infantil
Uno de los principales obstáculos es la escasez de especialistas. La mayoría de los neuropediatras, psiquiatras infantiles y terapeutas del lenguaje se concentran en grandes ciudades, lo que obliga a muchas familias rurales a viajar largas distancias con altos costos económicos y de tiempo. Esta brecha geográfica se traduce en diagnósticos tardíos o, en algunos casos, inexistentes.
A ello se suma la barrera cultural y lingüística. En comunidades indígenas, los cuestionarios y pruebas de detección suelen estar diseñados en español y bajo parámetros urbanos, lo que dificulta identificar diferencias reales entre un trastorno y un desarrollo acorde a la cultura local. La falta de materiales adaptados lingüística y culturalmente contribuye a confusiones diagnósticas o a la subestimación de las necesidades de los niños.
El estigma social es otro reto importante. En algunos contextos, los problemas del neurodesarrollo se interpretan como “mal comportamiento” o “falta de disciplina”, lo que retrasa la búsqueda de ayuda profesional. Sensibilizar a las comunidades sobre la importancia de la detección temprana resulta fundamental para romper con estos prejuicios.
Se debe apostar por tecnología, formación y estrategias interculturales
No obstante, también existen oportunidades prometedoras. El uso de telemedicina y herramientas digitales comienza a acercar a especialistas a comunidades alejadas, permitiendo evaluaciones iniciales a distancia y seguimiento de casos. Asimismo, el entrenamiento de promotores comunitarios de salud para identificar señales de alerta puede convertirse en un puente clave entre las familias y el sistema de salud.
Las universidades y centros de investigación también tienen la oportunidad de desarrollar instrumentos diagnósticos adaptados a lenguas indígenas y contextos rurales, lo que haría más preciso y equitativo el proceso de evaluación.
El diagnóstico del neurodesarrollo infantil en zonas rurales e indígenas de México enfrenta serios desafíos, pero también abre un camino hacia la innovación y la inclusión. Apostar por estrategias interculturales, tecnología y formación comunitaria no solo permitirá detectar a tiempo a más niños, sino también garantizar que reciban el apoyo que necesitan para desplegar todo su potencial.