Universidades de Estados Unidos que participan en el llamado Proyecto Riñón dirigido por el Dr. William Fissell han desarrollado un riñón biónico para filtrar la sangre de pacientes con deficiencia renal a fin de evitar las continuas visitas al hospital por hemodiálisis.
El dispositivo que está por iniciar pruebas en humanos combina elementos electrónicos y orgánicos y posee tamaño similar a una taza de café.
Los desarrolladores de este riñón bio-artificial buscan ofrecer una esperanza a pacientes con enfermedad renal en etapa final (ESRD, por sus siglas en inglés) que esperan recibir un trasplante.
El riñón biónico dispondrá de 15 capas de microchips que filtrarán la sangre, las cuales, a su vez, servirán de andamio para alojar células renales que tendrán por objetivo formar una membrana que sea capaz de distinguir entre productos químicos nocivos y benéficos para separarlos, de modo que el organismo absorba los nutrientes que necesita y deseche los residuos.
Sus creadores prevén que el dispositivo funcionará de acuerdo con el impulso cardiaco del paciente y no será rechazado por el sistema inmunológico.
Para evitar la formación de coágulos, la ingeniera biomédica Amanda Buck, de la Universidad de Vanderbilt, analiza modelos informáticos para afinar los canales del dispositivo, de modo que la sangre circule a través de ellos de la forma más suave posible y fabrica prototipos con impresión 3D para probarlos con un flujo de líquido.
Actualmente existe una larga lista de pacientes en hemodiálisis que desean participar en el primer ensayo en humanos que, se espera, inicie a finales de 2017 y concluya en 2020.