Los mercados, tianguis y zonas de alta actividad comercial forman parte esencial de la vida cotidiana en muchas ciudades y comunidades mexicanas. Estos espacios concentran comercio, convivencia y cultura, pero también generan un entorno sonoro intenso que suele pasar desapercibido como riesgo para la salud auditiva, especialmente para comerciantes y trabajadores que permanecen expuestos durante largas jornadas.
Entre algunos de los problemas de salud auditiva destacan el tinnitus
El ruido constante en estos espacios proviene de múltiples fuentes: bocinas para anunciar productos, música a alto volumen, tránsito vehicular cercano, maquinaria, gritos y aglomeraciones. Aunque muchas personas se acostumbran a este ambiente, la exposición prolongada a niveles elevados de ruido puede causar daños graduales e irreversibles en el sistema auditivo. A diferencia de un trauma acústico repentino, el deterioro por ruido crónico avanza de forma silenciosa, lo que dificulta su detección temprana.
Entre los efectos más comunes se encuentran la pérdida auditiva progresiva, el tinnitus (zumbidos persistentes), la hipersensibilidad al sonido y la dificultad para entender conversaciones, especialmente en ambientes ruidosos. Estos problemas no solo afectan la capacidad de escuchar, sino que también influyen en la salud mental y emocional, generando irritabilidad, fatiga, estrés y aislamiento social.
Los comerciantes y vendedores ambulantes son un grupo particularmente vulnerable. Muchos trabajan más de ocho horas diarias en estos entornos, sin periodos adecuados de descanso auditivo ni acceso a evaluaciones médicas preventivas. Además, al tratarse en muchos casos de empleo informal, la salud auditiva no suele considerarse una prioridad ni existe protección laboral específica frente al ruido.
Se debe fomentar la conciencia sobre el impacto del ruido en la salud
El ruido excesivo también tiene efectos indirectos sobre la salud general. Estudios han demostrado que la exposición continua a ambientes ruidosos puede elevar la presión arterial, aumentar el estrés y afectar la concentración y el descanso, contribuyendo al desgaste físico y mental de quienes laboran en estos espacios.
La prevención es clave para reducir estos riesgos. Medidas sencillas, como regular el volumen de bocinas, alternar turnos, realizar pausas en zonas más silenciosas y, cuando sea posible, utilizar protectores auditivos discretos, pueden marcar una diferencia significativa. Asimismo, promover revisiones auditivas periódicas permitiría detectar alteraciones en etapas tempranas y evitar daños mayores.
Desde una perspectiva comunitaria, es importante fomentar la conciencia sobre el impacto del ruido en la salud y promover acuerdos colectivos para reducir la contaminación sonora. Reconocer la salud auditiva como un componente esencial del bienestar laboral es un paso necesario para proteger a quienes sostienen la actividad económica y social de estos espacios.
En conclusión, la salud auditiva en mercados y zonas comerciales es un riesgo poco visible, pero real. Abordarlo requiere información, prevención y acciones colectivas que permitan preservar la audición y mejorar la calidad de vida de trabajadores y visitantes.
