La salud en las comunidades indígenas de México tiene una dimensión profundamente cultural, enraizada en cosmovisiones, conocimientos ancestrales y formas de vida que difieren de la medicina occidental. Desde hace siglos, los pueblos originarios han desarrollado sus propios sistemas de cuidado basados en el equilibrio entre cuerpo, mente, espíritu y naturaleza. La herbolaria, las limpias, el temazcal, el uso de plantas medicinales y la intervención de parteras o curanderos son prácticas aún vivas y valoradas en muchas regiones del país.
La salud indígena no solo atiendo el aspecto físico de la enfermedad
Estas prácticas tradicionales no solo atienden el aspecto físico de la enfermedad, sino que buscan restablecer la armonía con el entorno y con lo espiritual. Para muchas comunidades, la salud es un estado de equilibrio integral, y su ruptura puede tener causas sociales, emocionales o incluso comunitarias. Esta visión holística contrasta con el enfoque biomédico del sistema de salud institucional, centrado en el diagnóstico clínico y los tratamientos farmacológicos.
Durante años, la medicina indígena fue subestimada o vista con escepticismo por parte de las instituciones de salud pública. Sin embargo, en las últimas décadas se ha empezado a reconocer la importancia de integrar estas prácticas al sistema formal, respetando su valor cultural y fomentando un enfoque intercultural de la atención médica.
Aún existen retos importantes
En algunos estados, como Oaxaca o Chiapas, ya existen programas que capacitan al personal de salud para comprender y colaborar con promotores de medicina tradicional. También se han creado clínicas interculturales donde médicos y parteras trabajan juntos, respetando los saberes locales. Esta integración es esencial para reducir las barreras de acceso a la salud, fomentar la confianza en los servicios y brindar una atención más humana y pertinente.
No obstante, aún hay retos importantes: falta de financiamiento, escaso reconocimiento legal para los curanderos y parteras tradicionales, y poca formación intercultural en escuelas de medicina. Además, los procesos de migración y urbanización amenazan con debilitar estas tradiciones si no se protegen activamente.
Revalorizar la salud indígena no significa idealizarla, sino reconocer que puede convivir y complementarse con la medicina moderna. La clave está en el respeto mutuo, el diálogo y la construcción conjunta de modelos de atención más justos, accesibles y culturalmente adecuados. México, con su riqueza cultural, tiene una oportunidad única de liderar un sistema de salud verdaderamente inclusivo.