Pocas veces se habla acerca de los sobrevivientes del cáncer aunque en realidad se trata de un sector bastante numeroso de la población. Además, muchas veces se piensa que superar un tumor significa el final del problema. En realidad es todo lo contrario porque marca una nueva etapa de la vida pero siempre existe el riesgo de recaídas y complicaciones.
Recibir la noticia de que una persona ha superado algún padecimiento oncológico suele interpretarse como el fin de un proceso difícil. Para muchas personas sobrevivir no significa únicamente haber dejado atrás un diagnóstico sino construir una forma distinta de habitar su cuerpo, sus relaciones y su vida cotidiana.
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¿Cuántos sobrevivientes del cáncer hay en el mundo?
De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se calcula que en el 2022 hubo 20 millones de nuevos casos de cáncer y 9.7 millones de fallecimientos a escala global. Mientras que el número estimado de personas que estaban vivas a los 5 años siguientes al diagnóstico de un tumor era de 53.5 millones.
Es crucial tener en cuenta que estas cifras representan un punto en el tiempo y la prevalencia de sobrevivientes de cáncer continúa creciendo a medida que más personas son diagnosticadas y tratadas con éxito. Además las estadísticas pueden variar significativamente entre países debido a factores como el acceso a la atención médica, la prevalencia de diferentes tipos de tumores y las tasas de supervivencia específicas para cada tipo.
Después del diagnóstico, ¿cómo se reconstruye la vida?
Retomar la rutina laboral, recuperar vínculos de pareja o familiares, volver a conectar con hobbies, incluso reconocerse frente al espejo, todo esto forma parte del proceso posterior. Muchas personas describen esta etapa como una travesía emocional que puede incluir ansiedad, miedo o inseguridad. Sin embargo, también destacan el profundo crecimiento personal que puede surgir: el fortalecimiento de la resiliencia, la revalorización del tiempo, de los vínculos y del propio cuerpo.
En este camino es fundamental dejar de ver a las personas como ex pacientes y empezar a reconocerlas como individuos en transición. El acompañamiento psicológico, las redes de apoyo y el autocuidado diario se vuelven herramientas esenciales para impulsar su bienestar integral.
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Diagnóstico temprano, años de calidad
Un ejemplo claro de cómo el abordaje oportuno puede cambiar el rumbo de una historia es el caso del cáncer de vejiga. Aunque suele diagnosticarse con retraso, si se detecta en una etapa localizada, la probabilidad de mantenerse con vida cinco años después alcanza hasta el 97 %.
Por eso, uno de los mensajes más valiosos para conmemorar es la importancia de prestar atención a cualquier señal del cuerpo, acudir con regularidad a revisión y normalizar la conversación sobre salud en todos los ámbitos: familiar, laboral y social.
Volver a sentirse bien y reincorporarse a la vida
Las adaptaciones físicas de los sobrevivientes del cáncer también forman parte de esta etapa. Algunas personas experimentan cambios visibles o funcionales, como el uso de dispositivos para facilitar funciones corporales, o modificaciones en su energía, movilidad o deseo sexual.
Estos ajustes no deben entenderse como obstáculos, sino como parte de una nueva configuración de vida que puede ser igualmente plena.