Casi la mitad de los ciudadanos en Italia, Brasil y Estados Unidos consideran excesivo lo que pagan en salud, según datos de Statista Consumer Insights. La controversia crece en paralelo a discursos políticos, como los de Donald Trump, que cuestionan la seguridad de medicamentos ampliamente usados como el paracetamol, pese a la evidencia científica en contrario.
Los ciudadanos en economías desarrolladas sienten que la factura sanitaria pesa cada vez más. De acuerdo con un estudio de Statista Consumer Insights (2023), el 47% de los italianos, 46% de los brasileños y 40% de los estadounidenses creen que pagan demasiado por medicamentos y tratamientos médicos. Esta percepción contrasta con mercados emergentes como China (12%) o Sudáfrica (24%), donde la queja es considerablemente menor.
El descontento no es un dato aislado. En Estados Unidos, donde el sistema de salud se financia en gran medida a través de seguros privados y donde los precios de los medicamentos no están regulados de forma centralizada, la percepción de injusticia en el gasto se mezcla con un escenario político polarizado.
Trump y el paracetamol: un nuevo frente de controversia
En este contexto de desconfianza hacia el sector farmacéutico, un actor inesperado encendió el debate: Donald Trump. El expresidente y actual aspirante republicano vinculó recientemente el uso de paracetamol durante el embarazo con un supuesto riesgo de autismo.
Sin embargo, la evidencia científica contradice esa afirmación. El paracetamol, comercializado bajo diversas marcas —entre ellas Tylenol, en Estados Unidos—, es uno de los analgésicos y antipiréticos más utilizados en el mundo y está considerado seguro por organismos médicos internacionales, siempre que se respete la dosis recomendada.
La polémica recuerda al impacto que tuvieron las teorías antivacunas, muchas de ellas amplificadas por voces políticas y mediáticas, que terminaron por debilitar la confianza en programas de inmunización en países como Estados Unidos y Reino Unido.
Comparación: vacunas, precios y la erosión de confianza
El caso Tylenol-Trump guarda similitudes con la resistencia social frente a las vacunas contra la COVID-19. En ambos escenarios, la combinación de altos costos, desinformación y discursos políticos genera un cóctel de desconfianza hacia la industria farmacéutica y los sistemas de salud.
Mientras que las quejas en Italia, Brasil y Estados Unidos giran en torno al precio, en la pandemia el temor estuvo en la seguridad y la rapidez del desarrollo científico. En ambos casos, la consecuencia es la misma: una ciudadanía menos confiada en la medicina, lo que puede tener efectos directos en la salud pública.
Los datos de Statista muestran que el malestar ciudadano frente al gasto sanitario es especialmente fuerte en países occidentales. La controversia política en torno a medicamentos de uso masivo, como el paracetamol, corre el riesgo de erosionar aún más la confianza en la industria farmacéutica. Y aunque las percepciones varíen entre mercados desarrollados y emergentes, el denominador común es claro: la salud es un terreno donde la ciencia y la política se cruzan con fuerza, y donde la desinformación puede salir muy cara.