Las vacunas son una de las herramientas más efectivas para proteger la salud infantil y prevenir enfermedades graves. Gracias a los programas de inmunización, se han erradicado o controlado infecciones que en el pasado causaban miles de muertes cada año. Sin embargo, en los últimos años, diversos factores —como la desinformación, la pandemia y la falta de seguimiento médico— han provocado que algunos niños no completen su calendario de vacunación.
No cumplir con el calendario de vacunas pone en riesgo la salud de la comunidad
No cumplir con el calendario recomendado no solo pone en riesgo la salud del niño, sino también la de toda la comunidad. Cada vacuna está diseñada para administrarse en una edad específica, cuando el sistema inmunitario puede generar una respuesta óptima. Si se retrasa o se omite una dosis, la protección puede ser incompleta, lo que deja al niño vulnerable ante enfermedades como el sarampión, la tos ferina o la poliomielitis.
El efecto rebaño, que protege a quienes no pueden vacunarse por motivos médicos, también se debilita cuando disminuye la cobertura. Esto facilita la reaparición de brotes, incluso en lugares donde ciertas enfermedades estaban controladas. De hecho, la Organización Mundial de la Salud ha alertado sobre el aumento de casos de sarampión y difteria en varios países debido a la interrupción de los programas de inmunización durante la pandemia.
Las consecuencias no son solo sanitarias. Los brotes de enfermedades prevenibles generan impactos económicos y sociales: más hospitalizaciones, sobrecarga del sistema de salud y ausentismo escolar y laboral. Además, revacunarse fuera de tiempo puede requerir visitas médicas adicionales o esquemas de recuperación más complejos.
Nunca es tarde para ponerse al día
Afortunadamente, nunca es tarde para ponerse al día. Los centros de salud ofrecen programas de vacunación de rescate, que permiten completar las dosis pendientes según la edad del niño y las vacunas ya recibidas. Es importante conservar el carné de vacunación y acudir al pediatra para ajustar el esquema correctamente.
En un contexto donde la desinformación puede propagarse tan rápido como un virus, los profesionales sanitarios y las familias juegan un papel clave. Promover la confianza en las vacunas y mantener el calendario al día es una inversión en salud, seguridad y futuro.
