El parto humanizado es una propuesta de atención que respeta los derechos, decisiones y emociones de la mujer durante el trabajo de parto, el nacimiento y el posparto. Su enfoque prioriza la dignidad, el acompañamiento, la comunicación respetuosa y la reducción de intervenciones médicas innecesarias. En la Ciudad de México, algunos hospitales públicos han comenzado a adoptar esta visión, impulsando cambios importantes en la atención obstétrica.
Avances significativos en el parto humanizado en hospitales públicos
En los últimos años, se han implementado protocolos en hospitales de la CDMX que permiten, por ejemplo, el ingreso de un acompañante de confianza durante el parto, la posibilidad de elegir posiciones para dar a luz, y el contacto piel con piel inmediato con el recién nacido. También se promueve el uso racional de medicamentos y cesáreas, así como el respeto a los tiempos fisiológicos del parto.
Capacitaciones al personal médico y de enfermería en temas de derechos humanos, comunicación empática y salud materna han sido parte clave del proceso. Además, algunos centros han acondicionado espacios más amigables, con luz tenue, música y mobiliario adecuado, para favorecer una experiencia más cálida y menos hospitalaria.
Obstáculos persistentes
Pese a los avances, aún existen barreras estructurales y culturales que dificultan la aplicación generalizada del modelo humanizado. La saturación de los servicios, la escasez de personal, y los modelos tradicionales de atención basados en la medicalización y el control vertical del parto siguen presentes en muchas instituciones.
También persisten casos de violencia obstétrica, como prácticas sin consentimiento informado, negación de acompañamiento o trato despectivo. Estos problemas reflejan la necesidad de una transformación profunda en la cultura hospitalaria y en la formación del personal.
La percepción de las madres sobre el parto humanizado
Diversos testimonios de mujeres que han parido en hospitales públicos de la CDMX revelan experiencias mixtas. Algunas destacan el trato respetuoso y el apoyo emocional recibido, mientras que otras denuncian sensación de vulnerabilidad, falta de información o intervenciones impuestas sin explicación.
Lo que queda claro es que muchas madres valoran profundamente ser escuchadas, sentirse seguras y tener control sobre su proceso de parto.
Hacia una maternidad más respetada
El desarrollo del parto humanizado en hospitales públicos representa un paso hacia una atención más ética, eficiente y centrada en la mujer. Escuchar a las madres, respetar sus decisiones y mejorar las condiciones de atención son fundamentales para avanzar hacia un modelo verdaderamente humanizado.