En la búsqueda rápida por perder peso o “desintoxicar” el cuerpo, muchas personas recurren a dietas extremas. Estas promesas de resultados inmediatos pueden parecer atractivas, pero con frecuencia ocultan riesgos que afectan la salud física y mental, especialmente cuando se mantienen a largo plazo.
¿Qué son las dietas extremas?
Se considera dieta extrema aquella que impone restricciones severas en calorías, grupos alimenticios o tiempos de alimentación. Ejemplos comunes son las dietas muy bajas en carbohidratos, los ayunos prolongados sin supervisión, los planes con solo jugos o las que eliminan por completo grasas o proteínas.
Aunque algunas pueden generar pérdida de peso rápida, esta suele ser insostenible y puede provocar efectos secundarios importantes.
Riesgos comunes que presentan
- Deficiencias nutricionales
Al eliminar grupos completos de alimentos, es probable que el cuerpo no reciba los nutrientes esenciales que necesita para funcionar: vitaminas, minerales, fibra y grasas saludables. - Efecto rebote
El cuerpo interpreta la restricción calórica como una amenaza. Al volver a una dieta normal, tiende a almacenar grasa de forma más eficiente, lo que lleva a recuperar el peso perdido, e incluso más. - Problemas metabólicos
Las dietas muy bajas en calorías pueden ralentizar el metabolismo, afectar la función hormonal y alterar el equilibrio de azúcar en sangre. - Impacto psicológico
Las dietas restrictivas pueden generar ansiedad, obsesión por la comida, culpabilidad tras “romper la dieta” y, en casos graves, desembocar en trastornos alimenticios. - Pérdida de masa muscular
Cuando el cuerpo no recibe suficiente energía, empieza a usar los músculos como fuente de combustible, lo que debilita la fuerza y el rendimiento físico.
¿Qué hacer en lugar de llevar a cabo dietas extremas?
Optar por un enfoque equilibrado es la clave. En lugar de seguir una dieta de moda, lo ideal es construir hábitos sostenibles: comer más frutas y verduras, reducir alimentos ultraprocesados, mantenerse activo, dormir bien y consultar a un profesional de la salud antes de hacer cambios drásticos.
Las dietas extremas pueden parecer una solución rápida, pero sus consecuencias a largo plazo pueden ser peligrosas. Priorizar una alimentación variada y equilibrada, acompañada de ejercicio regular y apoyo profesional, es la mejor forma de alcanzar y mantener un peso saludable sin poner en riesgo tu bienestar.