La pandemia provocada por la COVID19 ha puesto a prueba la capacidad de todos los sistemas de salud en el mundo. En México, ha sido algo realmente angustiante, ya que ha salido a flote un déficit histórico en términos de disponibilidad de recursos. Sobre todo, el principal problema que ha salido a la luz es que hay una insuficiente cantidad de médicos y médicas en el país.
Según datos ofrecidos por la Secretaría de Salud, se estima que en el país hay cerca de 415 mil médicos, de los cuales 270 mil son médicos generales y 145 mil son médicos especialistas, una cifra insuficiente para atender a los 130 millones de habitantes del país.
El promedio de médicos generales en México es de 2,4 por cada 1.000 habitantes
Si se comparan estas cifras con las de otros países, se puede observar claramente la insuficiencia de personal médico. En México, el promedio de médicos generales por cada 1.000 habitantes es de 2,4 mientras que el promedio de la OCDE es de 3,4. En lo que respecta a los especialistas, el país cuenta con 1,1 por cada 1.000 habitantes similares a los que tiene Chile, pero por debajo de otros países como Francia (1,8) y Reino Unido (2).
Así que para llegar a las recomendaciones internacionales, la Secretaría de Salud estima que México debe incrementar en 200 mil el número de médicos y médicas en activo. De esta cifra, 123 mil deberían ser generales y 76 mil especialistas.
A priori, se puede pensar que el origen de este déficit es que en el país no se forman suficientes médicos para satisfacer la demanda, pero esto no es así. En México se gradúan, cada año, 12 médicos por cada 100 mil habitantes, un 20 por ciento más que el promedio en los países de la OCDE. Además, el país es uno de los que cuenta con un mayor número de escuelas de medicina, concretamente 160 (aunque solo 70 cuentan con la acreditación del Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación Médica).
El gobierno debe centrarse en la educación y promoción de la salud
Lo que está claro es que este problema requiere de acciones para superarlo en el futuro. Los ciudadanos deben mejorar sus hábitos de alimentación y actividad física y acudir al médico de forma preventiva para detectar enfermedades crónicas de forma oportuna, reduciendo así la carga del sistema.
A su vez, es fundamental que los jóvenes, al elegir carrera y especialización tengan en cuenta la oferta y condiciones del mercado al que quieren entrar, para así aumentar la probabilidad de obtener un empleo en su área de estudio.
Por último, el gobierno debe modificar los requisitos de entrada y duración de las especialidades. Esto con el objetivo de equilibrar y satisfacer las demandas del mercado actual. Asimismo, se debe centrar en la medicina preventiva y también en la educación y promoción de la salud para reducir los costes actuales.