El desarrollo de la tecnología permite estar enterado en tiempo real de lo que ocurre en cualquier parte del mundo con un simple clic. El problema es que la facilidad para acceder a la información no garantiza que todo sea verdad. De hecho, en la actualidad hay diversos mitos de salud que muchas personas catalogan como verdades.
De igual forma, otro de los inconvenientes es la forma en que se transmiten las tradiciones de generación en generación. Muchas veces lo único que se hace es repetir mensajes pero nunca cuestionar o simplemente investigar la veracidad de cada uno.
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Informar también es comunicar: Mitos de salud que nadie debería creer
A partir de lo anterior, a continuación te compartimos algunos de los mitos de salud más comunes que incluso en pleno Siglo XXI hay personas que los consideran verdaderos. Es sorprendente que todos persisten en la cultura popular a pesar de que la ciencia los ha desmentido repetidamente.
“El frío causa resfriados o gripe”
Realidad: Las infecciones respiratorias como los resfriados y la gripe son causadas por virus, no por el frío en sí. La razón por la que estas enfermedades son más comunes en invierno es porque las personas tienden a pasar más tiempo en interiores, en espacios cerrados y con poca ventilación, lo que facilita la propagación de los virus de persona a persona.
Las bajas temperaturas pueden favorecer la supervivencia de algunos virus y afectar ligeramente el sistema inmune, pero el virus es el responsable.
“El azúcar causa hiperactividad en los niños”
Realidad: Numerosos estudios científicos han desmentido esta creencia tan extendida. La hiperactividad en los niños en eventos como fiestas de cumpleaños suele deberse al entorno emocionante y estimulante, no al consumo de azúcar en sí mismo.
“Los antibióticos curan resfriados y gripe”
Realidad: Es otro de los mitos de salud más comunes en la actualidad. Los antibióticos sólo son efectivos contra las infecciones bacterianas. Los resfriados, la gripe y la mayoría de las infecciones de garganta son causados por virus.
Tomar antibióticos para una infección viral no solo es inútil, sino que contribuye al grave problema de la resistencia a los antibióticos, haciendo que estos medicamentos sean menos efectivos cuando realmente se necesitan para tratar infecciones bacterianas.
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“Debes beber ocho vasos de agua al día”
Realidad: Si bien la hidratación es crucial, no hay una “regla de los ocho vasos” universal. La cantidad de agua que necesitas varía según tu nivel de actividad, clima, salud general y dieta. Escucha a tu cuerpo: bebe cuando tengas sed, y recuerda que muchos alimentos y otras bebidas también aportan líquidos.
“Leer con poca luz daña permanentemente la vista”
Realidad: Leer en condiciones de poca luz puede causar fatiga visual temporal, como cansancio ocular, visión borrosa o dolores de cabeza; sin embargo, no hay evidencia científica que demuestre que cause un daño permanente o irreversible a tus ojos. Tus ojos se recuperan con el descanso y por lo tanto no debes creer este tipo de mitos de salud.
“Arrancarse una cana hace que salgan más canas”
Realidad: Arrancarse una cana no hará que te salgan más canas en ese lugar, ni en ningún otro. Cada folículo piloso es independiente. Lo máximo que pasará es que te volverá a crecer otra cana en el mismo folículo.
“Necesitas esperar 30 minutos para nadar después de comer”
Realidad: Este mito proviene del temor a los calambres estomacales o incluso ahogamiento por una “congestión digestiva”. Aunque el cuerpo desvía algo de sangre al estómago para la digestión, no es suficiente para causar problemas graves al nadar. Puedes nadar de forma segura después de comer, aunque las comidas muy pesadas podrían causar algo de incomodidad.