Desde que se anunció que la Covid-19 era una nueva enfermedad y dio inicio la actual pandemia ha existido un cambio radical en la vida de millones de personas. Nada ha sido igual desde entonces y en algunos casos las medidas de prevención e higiene se han mantenido. Mientras que uno de los aspectos más importantes es que la información acerca del virus SARS-CoV-2 se mantiene en permanente actualización.
Formas de pensar que han cambiado durante la pandemia
Una de las muestras más claras se puede apreciar con el cubrebocas. Al inicio se tenía la creencia de que solo las personas enfermas debían utilizarlo para no contagiar a los demás. Al menos durante los primeros meses de la emergencia sanitaria así fue hasta que se realizaron estudios al respecto.
Con esto en mente, se demostró que el SARS-CoV-2 es capaz de permanecer activo en el aire. Fue en ese momento que cambió la recomendación y desde entonces todos deben utilizar mascarillas sin excepción. No es un método infalible pero sí reduce las probabilidades de contagio.
De igual forma, al inicio de la pandema se creía que los menores de edad eran inmunes a esta enfermedad. Así transcurrieron varios meses hasta que se demostró que no era cierto. Ahora se sabe que absolutamente todos están en riesgo y eso incluye a los bebés.
Bebés pueden provocar múltiples contagios
En torno a este tema, un equipo médico del Public Health Ontario se encargó de realizar una investigación sobre la probabilidad de contagio que manifiestan personas de diversos grupos de edades. Los resultados fueron publicados en la revista JAMA Pediatrics y señalan que los bebés pueden transmitir esta enfermedad con mayor facilidad que los adultos.
Ahora bien, un aspecto que se deja en claro es que las personas con pocos meses de vida tienen una probabilidad menor a infectarse. Aunque si en algún momento se contagian el riesgo que tienen de infectar a quienes se encuentren a su alrededor es muy alto.
El trabajo hace énfasis en que este fenómeno aplica para todos los menores de tres años. Por su parte, los pediatras indican que esto tiene cierta lógica si se considera la cercanía que suele existir entre un bebé y sus padres y entorno familiar. En todos los casos es natural que haya contacto físico permanente y eso explicaría el riesgo de contagio.
Por su parte, los bebés no son conscientes de la pandemia ni de las medidas preventivas que deben adoptar. En todo momento se tocan el rostro y tienen contacto con todo lo que se encuentren a su alrededor sin importar el potencial riesgo de infección. A su vez, eso también implicaría una mayor carga viral del SARS-CoV-2.