La primera visita al pediatra es un momento importante tanto para el bebé como para los padres. Generalmente se realiza entre los 7 y 10 días después del nacimiento, y aunque puede generar nerviosismo, es una excelente oportunidad para resolver dudas, revisar el estado general de salud del recién nacido y establecer un vínculo con el profesional que lo acompañará en sus primeros años de vida.
¿Qué esperar durante la consulta con el pediatra?
Durante esta primera cita, el pediatra realizará una revisión completa del bebé. Entre los aspectos que se evalúan están:
- Peso, talla y circunferencia de la cabeza
- Tono muscular, reflejos y coordinación
- Color de piel, ojos y uñas
- Condición del cordón umbilical
- Signos de ictericia (coloración amarilla en la piel)
- Revisión de la alimentación, sueño y hábitos de evacuación
Además de revisar al bebé, el pediatra también preguntará sobre el embarazo, el parto, el estado de ánimo de la madre (para detectar señales de depresión posparto) y resolverá cualquier inquietud de los padres.
¿Cómo prepararse para la cita?
1. Lleva toda la documentación necesaria. Incluye la cartilla de vacunación, el alta hospitalaria del bebé, estudios prenatales y el registro del peso o alimentación si has estado anotándolo.
2. Prepara una lista de preguntas. Es normal tener muchas dudas: lactancia, horarios, llanto, cuidado del ombligo, sueño, etc. Anotar todo con anticipación ayuda a no olvidar nada durante la consulta.
3. Viste al bebé con ropa fácil de quitar. Esto facilita los exámenes físicos y reduce el tiempo de manipulación, lo que puede evitar que el bebé se irrite.
4. Lleva pañales, toallitas, una muda extra y, si no amamantas, fórmula y biberón. Así estarás lista ante cualquier imprevisto.
5. Mantén la calma. Aunque es normal sentir ansiedad, recuerda que el pediatra está para acompañarte, no para juzgarte. No hay preguntas tontas cuando se trata del cuidado de un recién nacido.
La primera visita al pediatra es una cita clave para asegurar el buen inicio del desarrollo del bebé. Con una preparación sencilla y actitud abierta, se convierte en una experiencia de aprendizaje y tranquilidad para los padres. Aprovecharla al máximo fortalece la confianza y el acompañamiento en esta nueva etapa.