Pocas veces se habla acerca de la resiliencia en los médicos a pesar de que se trata de un aspecto de gran relevancia para su vida personal y profesional. Por lo tanto, es una característica que vale la pena desarrollar aunque no siempre es sencillo porque cada individuo es diferente a los demás.
La carrera de medicina se distingue de otras no sólo por su extensión sino por todas las barreras que se deben enfrentar. Las jornadas de trabajo son agotadoras y hay contacto permanente con pacientes que tienen problemas y dolencias. Lo anterior forma parte del día a día y muchas veces genera cansancio tanto físico como emocional.
Antes de empezar, ¿qué es la resiliencia?
La resiliencia es la capacidad de una persona para adaptarse, recuperarse y crecer frente a la adversidad, el estrés, el trauma o la dificultad. No se trata de evitar el dolor o las situaciones difíciles, sino de la habilidad para afrontarlas de manera efectiva, aprender de ellas y salir fortalecido.
En psicología es un término que se aplica a las personas que, a pesar de sufrir situaciones estresantes o traumáticas, no son afectadas psicológicamente de manera permanente sino que logran una adaptación positiva.
¿Cuáles son las características de una persona resiliente?
- Optimismo y actitud positiva: Ven los desafíos como oportunidades para crecer.
- Flexibilidad cognitiva: Pueden adaptarse a los cambios y ajustar sus expectativas.
- Autoconfianza: Creen en su capacidad para superar los retos.
- Habilidades de resolución de problemas: No se quedan estancados en el problema, sino que buscan soluciones.
- Red de apoyo social: Entienden la importancia de rodearse de personas que los motiven y les brinden apoyo.
Resiliencia en médicos, ¿cuáles son las claves para su desarrollo?
La profesión médica es inherentemente exigente y estresante, lo que hace que la resiliencia sea un valor crucial para los doctores. De manera constante enfrentan largas jornadas, decisiones de vida o muerte, la constante exposición al sufrimiento humano, el riesgo de burnout y presiones administrativas.
Con lo anterior en mente, desarrollar la resiliencia en los médicos es fundamental para mantener su bienestar mental, prevenir el agotamiento y seguir brindando atención de calidad. A continuación te compartimos algunos consejos para lograrlo.
Desarrollar actitudes y perspectivas saludables
- Practicar la autocompasión: Ser amable consigo mismo, especialmente ante errores o dificultades, en lugar de ser excesivamente autocrítico.
- Reestructuración cognitiva: Identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos o distorsionados a otros más realistas y positivos.
- Fomentar el optimismo: Aunque es difícil, buscar el aprendizaje en las situaciones difíciles y enfocarse en lo que sí se puede controlar.
- Aceptar que el cambio es parte de la vida: Reconocer que la incertidumbre y las dificultades son inevitables y prepararse para adaptarse.
Buscar equilibrio y priorización
- Establecer límites claros: Aprender a decir “no” cuando la carga de trabajo es excesiva y proteger el tiempo personal.
- Dedicar tiempo a intereses personales: Realizar actividades fuera del trabajo que generen disfrute, relajación y un sentido de propósito (hobbies, deportes, etc.).
- Cuidar el bienestar físico: Asegurar un descanso adecuado, una alimentación balanceada y actividad física regular. Esto es la base para la resiliencia mental.
Fortalecer relaciones de apoyo
- Construir una red de apoyo sólida: Mantener vínculos fuertes con familiares, amigos y colegas que brinden comprensión y soporte emocional.
- Compartir experiencias: Hablar con compañeros de profesión que entienden los desafíos únicos de la medicina puede ser muy liberador y útil.
- Buscar mentoría: Tener un mentor puede proporcionar orientación, perspectiva y apoyo en momentos de dificultad.
Implementar estrategias de afrontamiento activas
- Resolver problemas de forma proactiva: No ignorar los problemas, sino crear un plan y tomar medidas para abordarlos.
- Desarrollar habilidades de manejo del estrés: Practicar técnicas de relajación, meditación, mindfulness o respiración profunda para regular las respuestas emocionales.
- Aprender del fracaso y los errores: Ver los tropiezos como oportunidades para mejorar, no como motivos para rendirse.
- Mantener la confidencialidad: La capacidad de gestionar y respetar la información confidencial es crucial para la integridad profesional y la confianza, lo que indirectamente reduce el estrés por preocupaciones éticas.
Buscar ayuda profesional cuando sea necesario
- Reconocer las señales de burnout o angustia: Estar atento a los síntomas de agotamiento, ansiedad o depresión.
- No dudar en pedir ayuda: Consultar a un profesional de la salud mental (terapeuta, psicólogo, psiquiatra) si las estrategias de autoayuda no son suficientes. Saber cuándo pedir ayuda es, en sí mismo, un signo de resiliencia.
Finalmente, recuerda que el desarrollo de la resiliencia en los médicos es un proceso continuo que requiere tiempo y esfuerzo. No se logra de un día para otro pero mediante el esfuerzo y la dedicación lo puedes conseguir para mejorar no sólo tu calidad de vida sino también tu práctica clínica.