Si tus pacientes acuden a una consulta médica y no vuelves a verlos nunca, entonces debes conocer qué es lo que estás haciendo mal. En realidad, algunas razones resultan bastante obvias, pero vale la pena que las conozcas:
- El personal de tu clínica tiene cara de enojado. Cuando esto ocurre, tu paciente pensará que ha entrado a un velorio y no a un consultorio médico. Una atención fría e ineficiente es un punto menos a tu favor. Por eso, pide a tu equipo de trabajo que sonría y verás que un gesto de amabilidad puede hacer muchas cosas positivas por tu clínica.
- No lo llamas por su nombre. Lo sabemos, las actividades de un médico son infinitas y pueden hacer que te olvides de ciertas cosas. Sin embargo, tu carga de trabajo no debe volverse un pretexto para no aprenderte el nombre de tus pacientes. Haz un esfuerzo y recíbelos en tu consultorio con un gran saludo y hablándoles por su nombre.
- Ofreces poca o nula información sobre el tratamiento. No seas de esos médico que sólo escuchan, escriben el tratamiento en la receta y listo, ¡el cliente que sigue! Un buen médico que desee ganarse un lugar en el mercado de la salud debe tomarse la molestia de hablar un momento con su paciente y ahondar en el tema de su tratamiento. Ponte en los zapatos de tu cliente y explícale a detalle en qué consiste, para qué sirve y qué es lo que debe esperar de él.
- No te muestras transparente. Si no eres honesto, tu paciente lo detectará de inmediato. Muéstrate abierto sobre quién eres como profesional, cuál es tu experiencia y cuáles son tus objetivos.
- Tu clínica o consultorio no inspira confianza. Si tú fueras el paciente, no le confiarías tu salud a un médico cuyo lugar de trabajo resulta frío, poco reconfortante y desordenado, ¿verdad? Sé más ordenado y acondiciona tu consultorio de modo que tus pacientes se sientan en confianza.
Después de haber leído, ¿sabes qué aspectos debes mejorar?