Cuando el médico se da a la tarea de atender pacientes, adquiere de manera automática la responsabilidad de cuidar la información derivada del acto médico, ya que ésta se considera dentro de los “datos personales sensibles”, los cuales pueden revelar aspectos íntimos del individuo que, por lo regular, son susceptibles de discriminación, como el estado de salud, información genética e, incluso, preferencias sexuales, por mencionar algunos ejemplos.
Al respecto, cabe mencionar que el Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano con Respecto a las Aplicaciones de la Biología y la Medicina (Consejo de Europa 2007) en su artículo 10 sobre vida privada y derecho a la información, menciona que “toda persona tendrá el derecho a que se respete su vida privada cuando se trate de informaciones relativas a la salud”.
En este sentido destacan los Derechos ARCO (acceso, rectificación, cancelación y oposición), los cuales garantizan a las personas la autoridad para solicitar sus datos, rectificarlos o cancelarlos, de modo qe si no los tenías muy frescos en la memoria, este es el momento para hacer un breve repaso:
1. Derecho de Acceso
Dicta que el paciente tiene derecho a conocer si está siendo objeto de tratamiento y cuál es el alcance de éste.
2. Derecho de Rectificación
El paciente puede solicitar que se modifiquen los datos que resulten inexactos o incompletos.
3. Derecho de Cancelación
Todo paciente que considere que sus datos son inadecuados o excesivos puede pedir que se supriman.
4. Derecho de Oposición
El paciente tiene derecho a oponerse al uso de datos personales para una determinada finalidad en el campo de la salud.
Usualmente el médico se preocupa por observar los principios internacionales y medidas locales para minimizar los riesgos de vulnerar la confidencialidad y seguridad de los datos personales de los pacientes, sin embargo, olvida o, en el peor de los casos, se niega a reconocer que ellos tienen derechos de titularidad sobre éstos.
