Cómo influye el microbioma ambiental del hogar en la salud respiratoria de niños y adultos

En los últimos años, el concepto de “microbioma” ha dejado de asociarse únicamente con el intestino humano y ha comenzado a estudiarse también en los espacios donde vivimos. El microbioma ambiental del hogar —es decir, el conjunto de microorganismos que habitan en superficies, polvo, aire y textiles— tiene una influencia más profunda de lo que imaginamos en la salud respiratoria de niños y adultos.

Los hogares no son espacios estériles; al contrario, son ecosistemas complejos donde conviven bacterias, hongos, virus y partículas biológicas que provienen de los habitantes, las mascotas, el exterior y los materiales de construcción. Este microbioma puede tener efectos tanto positivos como negativos, dependiendo de su diversidad y composición.

El microbioma ambiental del hogar diverso está asociado con menos riesgos de asma y alergia

En niños pequeños, la exposición temprana a una variedad moderada de microorganismos puede fortalecer el sistema inmunológico. Estudios recientes sugieren que los hogares con microbiomas más diversos —especialmente aquellos donde hay interacción con mascotas, jardines o ventilación natural— tienden a estar asociados con menor riesgo de alergias y asma. La hipótesis es que la exposición a ciertos microorganismos “entrenan” al sistema inmune, enseñándole a distinguir entre patógenos reales y sustancias inofensivas.

Por otro lado, un microbioma desequilibrado puede tener el efecto contrario. Ambientes húmedos, mal ventilados o con acumulación de polvo favorecen la proliferación de hongos y ácaros, dos de los desencadenantes más comunes de alergias respiratorias, crisis asmáticas y cuadros de rinitis. En adultos y niños, estos ambientes pueden aumentar síntomas como tos, congestión, irritación ocular y dificultad para respirar.

La forma de limpieza del hogar también influye

La forma en que se limpia el hogar también influye. El uso excesivo de productos desinfectantes elimina tanto microorganismos dañinos como beneficiosos, reduciendo la diversidad microbiana y favoreciendo que ciertos patógenos se vuelvan predominantes. En cambio, prácticas equilibradas —limpieza regular, ventilación diaria, control de humedad y uso moderado de químicos— permiten mantener un microbioma saludable.

La ventilación natural es uno de los factores más determinantes. Hogares que permanecen cerrados acumulan partículas y microorganismos que pueden irritar las vías respiratorias. Abrir ventanas, permitir corrientes de aire y, cuando es posible, integrar plantas de interior ayuda a regular la calidad del aire y enriquecer el ecosistema microbiano.

Finalmente, es importante considerar que cada hogar es único. El número de habitantes, presencia de mascotas, ubicación geográfica y estilo de vida moldean su microbioma. Lo fundamental es buscar un equilibrio: evitar la sobreexposición a humedad y contaminantes, pero permitir suficiente interacción con elementos naturales que promuevan un sistema respiratorio más fuerte.