La CDMX es una de las urbes más grandes y dinámicas del mundo, pero también una de las que enfrenta mayores problemas de contaminación del aire. Aunque en las últimas décadas se han implementado programas para mejorar la calidad ambiental, las concentraciones de partículas finas y ozono continúan superando los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta situación representa un riesgo importante para la población, especialmente para los niños, cuyo sistema respiratorio aún está en desarrollo.
Los menores expuestos a contaminación del aire en CDMX presentan mayor incidencia de enfermedades respiratorias
Las partículas PM2.5 y PM10, el dióxido de nitrógeno y el ozono troposférico son algunos de los contaminantes más comunes en el aire capitalino. Estas sustancias, al ser inhaladas, pueden penetrar profundamente en los pulmones y provocar inflamación, irritación y disminución de la función pulmonar. En los niños, cuyos pulmones y defensas inmunológicas aún no están completamente desarrollados, la exposición prolongada puede tener consecuencias a largo plazo.
Diversos estudios realizados en la CDMX han demostrado que los menores expuestos a altos niveles de contaminación presentan una mayor incidencia de enfermedades respiratorias, como asma, bronquitis, infecciones recurrentes y alergias. Además, se ha observado que la contaminación puede afectar el crecimiento pulmonar y aumentar el riesgo de padecer enfermedades crónicas en la edad adulta.
Se deben adoptar medidas individuales y colectivas
Los efectos no solo se limitan al aparato respiratorio. La exposición constante a contaminantes también puede alterar el sistema inmunológico y aumentar la susceptibilidad a virus y bacterias. En periodos de alta contaminación, los hospitales de la ciudad registran un aumento significativo en las consultas pediátricas por problemas respiratorios.
Para proteger la salud de los niños, es fundamental adoptar medidas tanto individuales como colectivas. A nivel familiar, se recomienda reducir la exposición al aire libre durante los días con altos niveles de contaminación, mantener las ventanas cerradas y utilizar purificadores de aire en casa. En el ámbito institucional, se requieren políticas sostenidas de movilidad limpia, control de emisiones industriales y fomento del transporte público ecológico.
Cuidar el aire que respiran los más pequeños es cuidar su futuro. Mejorar la calidad del aire en la Ciudad de México no solo es un desafío ambiental, sino también un compromiso de salud pública que involucra a autoridades, escuelas, familias y a toda la sociedad.