La diversidad dietética —la variedad de alimentos y grupos alimenticios que se consumen regularmente— es clave para garantizar un crecimiento saludable, prevenir deficiencias nutricionales y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. En México, sin embargo, numerosos estudios indican que la dieta infantil suele ser poco variada, con alto consumo de alimentos ultraprocesados y bajo aporte de frutas, verduras y legumbres.
La diversidad dietética debe ser fomentada en el entorno escolar y laboral
Los hábitos alimenticios se forman desde la infancia y están fuertemente influenciados por el entorno familiar y escolar. En casa, la disponibilidad de alimentos, las rutinas de comida y las preferencias de los adultos modelan lo que los niños aceptan o rechazan. En la escuela, el tipo de alimentos que se ofrecen en cooperativas, desayunos escolares o entornos cercanos puede reforzar o contradecir las prácticas aprendidas en el hogar.
Entre los principales retos para lograr una dieta variada en la población infantil mexicana se encuentran:
- Exceso de azúcares y grasas en productos de fácil acceso.
- Publicidad dirigida a niños que promueve comida rápida y bebidas azucaradas.
- Costos y disponibilidad de alimentos frescos en algunas comunidades.
- Preferencias alimentarias limitadas debido a una exposición reducida a nuevos sabores y texturas.
Así se puede mejorar en la escuela y en casa
Para mejorar la diversidad dietética desde casa, es clave:
- Ofrecer variedad de colores en el plato: frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables.
- Involucrar a los niños en la preparación de los alimentos, lo que aumenta su disposición a probar nuevos ingredientes.
- Planificar las compras priorizando productos frescos y locales.
- Reducir gradualmente ultraprocesados y bebidas azucaradas, sustituyéndolos por opciones naturales.
En la escuela, se pueden implementar acciones como:
- Diseñar menús escolares equilibrados y culturalmente adaptados.
- Limitar la venta de alimentos poco saludables en cooperativas.
- Promover huertos escolares para que los niños conozcan y consuman vegetales frescos.
- Integrar la educación alimentaria en el currículo, con actividades lúdicas y participativas.
La colaboración entre familias, docentes, autoridades y comunidad es esencial para que la diversidad dietética sea una realidad diaria. No se trata solo de incorporar más alimentos, sino de generar una cultura alimentaria que valore la variedad, la calidad y el disfrute de comer sano.
Mejorar la diversidad dietética infantil en México no es un lujo, sino una inversión en salud presente y futura. Cada plato variado es una oportunidad para nutrir no solo el cuerpo, sino también el gusto y la curiosidad por descubrir nuevos alimentos.