Definir lo que es la educación médica es una tarea muy importante, ya que toda definición lleva implícita, en mayor o menor grado, una necesidad operativa. Se puede decir que esta educación es un tipo específico de “Educación Superior” o “Educación Universitaria”, por lo que conocer lo que actualmente se considera debe ser este tipo de educación puede también orientar sobre aquella.
En los últimos 30 años, la educación médica se ha enfocado de una forma casi exclusiva ene l entrenamiento para la capacitación competencial de los futuros médicos y este enfoque se refleja, por ejemplo, en los “Mission Statement” de las diferentes Escuelas de Medicina Americanas.
La mayoría de facultades o escuelas de medicina basan su proyecto educativo en la competencia
Lo que sí se han realizado son esfuerzos para la incorporación, definición, enseñanza y evaluación de las competencias que los médicos deben adquirir como parte fundamental de la educación médica ha supuesto un importante avance en este tipo de educación y ha contribuido a clarificar, desarrollar y mejorar el rol docente en las facultades de Medicina.
La mayoría de las facultades o escuelas de medicina que hacen explícita su misión, basan su proyecto educativo en la competencia. Aunque, hoy en día, situaciones como la pandemia provocada por la COVID-19, nos han hecho ver más que nunca, la importancia de determinadas actitudes en los médicos para hacer frente a los nuevos retos clínicos. Así que quizá sea el momento idóneo de afrontar la realidad de que una institución médica basada exclusivamente en las competencias no resuelven los nuevos problemas que supone el ejercicio de la práctica clínica.
Urge desarrollar una educación médica más amplia, eficaz y gratificante para el médico y paciente
La pandemia solo ha resaltado alguno de ellos, pero estos son de naturaleza amplia y variada. Por ejemplo, el agotamiento extremo que el médico sufre en el ejercicio de su profesión, el limitado acceso a la realidad clínica que ofrece un enfoque casi exclusivo de esta realidad desde las evidencias de tipo empiricista y cientificista, la dificultad para conseguir una formación en ciencias sociales y humanidades en los currículums de medicina, al menos de calidad adecuada para afrontar las exigencias clínicas, la necesidad de empoderar a los pacientes para incorporarlos a la toma de decisiones respetando su autonomía, el incorporar la avalancha de tecnología que supone la ciber-medicina y hacerla más efectiva desde la potenciación del arte de cuidar, el responder adecuadamente a las necesidades de las personas actuando como navegantes y consejeros de sus pacientes o el manejo adecuado de la invasión de la privacidad y la autonomía del paciente.
En estos tiempos, más que nunca, urge revisar nuestro modelo educativo y desarrollar un tipo de medicina y educación médica más amplia, eficaz y gratificante para el médico y el paciente; esto significa la educación médica centrada en la persona. Así que la importancia de las declaraciones misionales de las Facultades de Medicina representan la mejor definición de la declaración de intenciones sobre la propuesta educativa que hace una facultad de medicina, en concreto priorizando y explicitando, de la forma más clara, y contundente posible la respuesta que ofrece a la pregunta del tipo de médico que quiere.
