Después de unas largas vacaciones por fin este 26 de agosto es el regreso a clases para los alumnos del sistema de educación básica en México. De esta forma, comienza el ciclo escolar 2024-2025 y de la misma forma en que no se debe descuidar la educación también ocurre lo mismo con la salud.
Para este regreso a clases, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) recomienda a los padres de familia fijar horarios para levantarse, dormir, hacer las tareas y mantener una comunicación estrecha con los menores. Lo anterior ayudará a que logren un apego durante el cambio que implica entrar a la escuela o cambiar de grado académico.
El doctor Vladimir Carmona Sierra, coordinador de Programas Médicos del Área de Tamiz Metabólico Neonatal y Control del Niño Sano, resaltó la necesidad de mantener comunicación con niñas, niños y profesores para conocer los logros que van teniendo y los miedos que causan los trabajos escolares.
De esta forma, se podrá ayudar a niñas y niños a reducir la ansiedad por las actividades, compañeros o escuelas nuevas, ya que estos factores pueden perjudicar el desempeño académico.
¿Cómo debe ser el calzado de los niños?
El especialista en medicina familiar del Seguro Social también recomendó que el calzado de uso diario de los menores brinde una protección adecuada.
Debe cubrir todo el pie
Ser flexible, duradero y ligero, preferentemente de piel con suela de goma
Debe ser cómodo
Los zapatos tenis deben ser tipo botín para protección del tobillo
Para el uso de mochilas, la sugerencia es que sea al gusto del menor en color y diseño, para que se sienta a gusto y con sentido de pertenecía; debe limitarse al ancho de los hombros y puede rebasar un poco la altura de la cintura; existen algunas con cinturón que brinden mayor comodidad y soporte. El peso no debe ser mayor al 10 o 15 por ciento del menor.
Las cintas que van al hombro deben de ser anchas, acolchonadas, de material reforzado; la mochila deberá tener diversos compartimientos para distribuir la carga del peso, estableció.
Afirmó que ante molestias visuales del alumno es necesario que reciba atención en la Unidad de Medicina Familiar, donde le aplicarán pruebas de detección de problemas de agudeza visual. En tal caso, el paciente será referido al Segundo o Tercer Nivel de Atención en el Instituto.
Destacó que para cuidar la vista de los menores se requiere buena iluminación de los salones y permitir un descanso después de 20 minutos de realizar lecturas prolongadas o después del uso de computadora.
El doctor Carmona Sierra expresó que otro punto importante para el retorno a clases es la alimentación de niñas y niños. Ésta se debe basar en los 3 principales grupos de alimentos del Plato Saludable del IMSS: la mitad del plato con verduras y frutas de temporada, una cuarta parte con alimentos de origen animal y la otra cuarta parte, con leguminosas y cereales.
Para el refrigerio escolar se deben incluir alimentos saludables como pepino, zanahoria, jícama, yogurt bajo en grasa, nueces o almendras y sumar el consumo de agua simple potable, de 4 a 7 vasos al día.
El tiempo de espera para una operación en México varía significativamente dependiendo de diversos factores, incluyendo el tipo de procedimiento, la institución de salud, y la ubicación geográfica. En general, los tiempos de espera pueden oscilar desde unas pocas semanas hasta varios meses, especialmente en el sistema de salud pública, donde la alta demanda y la limitación de recursos juegan un papel crucial.
En el sector público, el tiempo de espera para una operación es considerablemente largo
En el sector público, que atiende a la mayoría de la población, los tiempos de espera pueden ser considerablemente largos. Instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) suelen enfrentar problemas de saturación. En muchos casos, los pacientes que necesitan cirugías no urgentes, como operaciones de rodilla o cadera, pueden esperar de seis meses a un año, o incluso más, para ser intervenidos. Esta situación se agrava en las regiones con menor infraestructura médica, donde los recursos son aún más limitados.
Para las cirugías urgentes, como aquellas necesarias después de un accidente o para tratar una enfermedad grave como el cáncer, los tiempos de espera suelen ser más cortos, aunque esto también depende de la disponibilidad de quirófanos y personal médico. En casos críticos, los hospitales públicos hacen un esfuerzo por reducir los tiempos de espera, pero la saturación del sistema puede provocar retrasos incluso en situaciones que requieren atención inmediata.
La disparidad entre sector público y privado subraya un desafío importante
En el sector privado, el tiempo de espera es generalmente mucho más corto. Aquellos que pueden costear un seguro médico privado o pagar de su propio bolsillo suelen tener acceso a cirugías en cuestión de días o semanas. Esto se debe a la menor saturación y mayor disponibilidad de recursos en hospitales privados.
No obstante, la disparidad entre los sectores público y privado subraya un desafío importante para el sistema de salud en México: la necesidad de mejorar la infraestructura y los recursos en el sector público para reducir los tiempos de espera y garantizar un acceso equitativo a la atención médica. La inversión en más hospitales, personal médico, y tecnología es fundamental para acortar estos tiempos y mejorar la calidad del servicio en el país.
El bienestar emocional de los niños y adolescentes es una preocupación creciente en nuestra sociedad. Los padres y el entorno más cercano desempeñan un papel crucial en el apoyo y escucha necesarios para que los menores con malestar psicológico no sientan culpabilidad que podría impedirles exteriorizar su malestar y complicar las posibilidades de ayuda y terapia.
Con esto en mente, en Saludiario hablamos con la doctora Ana Isabel Sanz, quien es psiquiatra y psicoterapeuta del Instituto Ipsias especializada en trastornos afectivos, ansiedad, infancia y adolescencia, para conocer cómo los padres y madres pueden abordar la situación con sensibilidad y comprensión.
Cuando un joven enfrenta problemas de salud mental, como ansiedad, depresión o estrés, es fundamental que los padres sepan escucharlo. Uno de los mayores desafíos que enfrentan las familias en estas circunstancias es evitar que el menor se sienta culpable por su malestar psicológico.
Ana Isabel Sanz. Fotografía cortesía
¿Qué puede hacer un padre o una madre cuando percibe que a su hijo le sucede algo pero no lo cuenta?
Para ayudar al menor de la mejor manera, según explica la doctora Sanz, es conveniente que los padres se acerquen “sin agobiar con interrogatorios. Más que preguntar, lo ideal es interesarse por su día a día, observar si hay alguna conducta que ha cambiado, si se aísla”.
Cuando se establezcan momentos de confianza o mayor acercamiento a través de actividades compartidas, apunta la doctora, es cuando se puede abordar directamente la cuestión que nos preocupa a través de preguntas directas.
El acercamiento puede ser más difícil cuando el menor está ya en una edad adolescente, ya que los niños tienden a hablar menos de forma directa pero conservan una actitud más próxima a los progenitores. Cuando son adolescentes pueden requerir más tiempo de aproximación, más paciencia, y que haya en ellos una tendencia a recurrir a información procedente de amigos, que no siempre será beneficiosa para su salud mental.
Los hijos pueden percibir que su malestar psicológico es fuente de incapacidad y fracaso, y por ello sentirse culpables
La doctora Sanz, directora del Instituto Psiquiátrico Ipsias y del departamento de Psiquiatría del Centro de Rehabilitación Dionisia Plaza de Madrid, dedicado a la atención integral a las necesidades psíquicas y psicopedagógicas en la infancia, aclara que es el hecho de que los menores entiendan su malestar psicológico como un fracaso o una incapacidad lo que provoca en ellos un sentimiento de culpabilidad.
Al sentirse deprimidos, tristes o ansiosos, los jóvenes pueden culparse por ello y aislarse más. Pero también al hablar de su malestar psicológico, las reacciones equivocadas de los padres pueden provocar o agravar esa percepción y autoinculpación.
“Los padres, en su acercamiento, pueden contribuir a desmontar esa falsa percepción, dando por válidos los sentimientos de malestar, mostrando que ellos mismos también los experimentan a veces y que forman parte inevitable de la vida, y explicando a los hijos que incluso esos sentimientos no son “malos” sino una fuente de aprendizaje”, recomienda la doctora.
Si la culpabilidad se impone, puede conducir a aislamiento y autolesiones
En cambio, si la culpabilidad se impone, el menor tenderá a aislarse y ello puede favorecer las vivencias de que no hay salida, lo que conduce a la depresión e incluso a situaciones en las que pueda hacerse daño de diversas formas, como autolesiones o alteraciones de la alimentación.
“El ocultamiento de sus preocupaciones es la primera barrera que dificulta el acercamiento a una figura de ayuda y, consiguientemente, a un tratamiento. Una conversación en la que se aborde directamente lo irracional de esa culpabilidad es el primer paso para establecer un vínculo de confianza y lograr un tratamiento exitoso”, explica la psiquiatra Ana Isabel Sanz.
La doctora encuentra de forma habitual en consulta que los menores no quieren preocupar a sus familiares “o a veces perciben en su entorno que no es popular sentirse infeliz, reciben mensajes sutiles de que “lo tienen todo”, que “deberían valorar lo que tienen”, y que no tienen motivos para el sufrimiento. Eso provoca que caigan en creer que su malestar es producto de un fracaso o debilidad personal, y que busquen respuestas fuera de su casa para no molestar, pudiendo acudir a vías más anónimas y peligrosas, como las redes sociales”.
No siempre depende de la actitud de los padres, pero el ambiente puede ser determinante
Que un menor sienta que no puede salir de su malestar psicológico no siempre depende de la actitud de los padres o del entorno más cercano. Según aclara la doctora Sanz, “el menor tiene su propia personalidad y conflictos a la hora de confiarse a los demás y en el momento de valorar por qué se siente mal”.
Aunque, apunta la psiquiatra, “sí que es cierto que en ocasiones recibe en su entorno más cercano mensajes sutiles, no siempre verbales, de que no hay tiempo para escuchar nada relacionado con la preocupación y la tristeza. El ambiente que le rodea puede ser poco favorable a hablar de sentimientos y de problemas. Los adultos en sus propias conversaciones constituyen un modelo fundamental para lo que interioriza el menor en su día a día”.
En este sentido, si los niños y adolescentes que están pasando por un mal momento ven que los adultos más cercanos a ellos “se abren, comentan sus preocupaciones, se apoyan y escuchan, estarán recibiendo modelos que les animan a confiar en otros”.
No obstante, es cierto que existen menores con dificultades para comunicarse y confiar, y que requieren un esfuerzo especial para tender puentes que permitan acercarse a su intimidad. Pero la psiquiatra especializada insiste en concluir que “incluso cuando esto es así creo que es una obligación de adultos y profesionales en particular no cejar en el esfuerzo de tratar de construir vías de comunicación, aunque lleve un tiempo largo. No hay que olvidar que en ocasiones el menor carece incluso de herramientas para comunicar su estado interno y hay que ayudarle a desarrollar ese lenguaje emocional que le falta”.
Los pasos para identificar qué le sucede a un menor con malestar psicológico
Inicialmente, al iniciar una terapia suele dedicarse un tiempo más o menos largo para identificar qué motivos de preocupación reconoce el menor, y no solo aquellos que preocupan a los mayores, así lo señala la doctora Sanz:
“A veces hay que dedicar un período largo para acercarse a cuestiones aparentemente tangenciales: intereses, aficiones, música, videojuegos, preferencias de lectura, etc. Al tener conversaciones con los menores, se identifican aspectos que pueden ser problemáticos o causar pudor o angustia. Cuando van surgiendo estos aspectos se puede ir entrando lentamente en lo que suponen para el menor y tratar de ofrecer respuestas alternativas para hacerles frente con mayor confianza”.
Ante todo, aclara la experta, es importante respetar el ritmo del menor sin que se sienta juzgado, no entendido o tratado como inferior o infantil, vago, quejica…y demás descalificativos que despiertan el sentimiento de culpabilidad.
La culpabilidad que pueda sentir un niño o adolescente no solo puede llevarle a ocultar sus emociones, sino que también puede dificultar la identificación y el tratamiento temprano de estos problemas.
Es esencial que los padres creen un entorno de apoyo donde los hijos se sientan seguros para hablar abiertamente sobre sus emociones, sin temor a ser juzgados o a creer que están causando problemas en la familia.
Además, el entorno cercano, como amigos y familiares, también juega un papel clave en la prevención de este sentimiento de culpabilidad, ofreciendo una red de apoyo sólida y sin prejuicios.
La salud preventiva en México es una estrategia fundamental para mejorar la calidad de vida de la población y reducir la incidencia de enfermedades. Este enfoque se basa en la implementación de medidas que buscan prevenir enfermedades antes de que se presenten, a través de la promoción de hábitos saludables, la vacunación, la detección temprana de enfermedades, y la educación sobre salud.
El gobierno de México lleva a cabo numerosas campañas y programas de salud preventiva
El gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Salud, lleva a cabo diversas campañas y programas de salud preventiva. Uno de los pilares de estos esfuerzos es la vacunación, que ha sido clave para erradicar o controlar enfermedades como la poliomielitis, el sarampión, y la rubéola. México cuenta con un esquema nacional de vacunación que ofrece vacunas gratuitas a la población, con especial énfasis en niños y grupos vulnerables.
Otro aspecto crucial de la salud preventiva en México es la promoción de hábitos saludables. El gobierno y diversas organizaciones no gubernamentales desarrollan campañas para fomentar la alimentación balanceada, el ejercicio físico regular, y la reducción del consumo de tabaco y alcohol. Estas iniciativas buscan reducir los factores de riesgo asociados con enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión, y las enfermedades cardiovasculares, que son una de las principales causas de muerte en el país.
Se ha dotado a la población de herramientas para cuidar su salud
La detección temprana es otro componente esencial de la salud preventiva. México ha implementado programas de tamizaje para detectar enfermedades como el cáncer de mama, el cáncer cervicouterino, y la diabetes, entre otras. Estos programas permiten identificar a tiempo las enfermedades, lo que mejora significativamente el pronóstico y la efectividad del tratamiento.
La educación sobre salud también juega un papel importante en la prevención. A través de campañas educativas y programas de concienciación, se informa a la población sobre la importancia de la prevención y se les dota de herramientas para cuidar su salud.
A pesar de estos esfuerzos, aún existen desafíos en la implementación de la salud preventiva en México, como la desigualdad en el acceso a los servicios de salud, especialmente en áreas rurales y marginadas. Es crucial continuar fortaleciendo estas estrategias y garantizar que lleguen a toda la población para mejorar la salud pública en el país.
En México, el estrés es un problema de salud pública cada vez más relevante. Según datos recientes, se estima que más del 75% de la población mexicana sufre algún tipo de estrés, lo que posiciona al país como uno de los más afectados por esta condición en el mundo. Esta cifra es alarmante y pone de manifiesto la necesidad urgente de abordar este problema de manera integral.
El estrés en el país está relacionado con múltiples factores
En México está relacionado con múltiples factores. Entre los más comunes se encuentran las presiones laborales, las dificultades económicas, la inseguridad, y las responsabilidades familiares. El ritmo de vida acelerado en las grandes ciudades también contribuye a que las personas experimenten niveles elevados de estrés, lo que afecta negativamente su calidad de vida.
Un estudio realizado por la Secretaría de Salud revela que uno de cada tres mexicanos experimenta niveles severos, lo que puede desencadenar una serie de problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño, ansiedad, y depresión. Además, el estrés crónico puede afectar el sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad a diversas enfermedades.
No solo afecta a los adultos
Es importante destacar que no solo afecta a los adultos. En los últimos años, ha habido un incremento en los casos de estrés en adolescentes y jóvenes, quienes se enfrentan a presiones académicas y sociales, así como a la incertidumbre sobre su futuro. Este fenómeno ha generado preocupación entre expertos en salud mental, quienes señalan la necesidad de implementar estrategias de prevención y manejo del estrés desde edades tempranas.
A pesar de la magnitud del problema, aún persiste una falta de conciencia sobre la importancia de gestionar el estrés de manera adecuada. Es fundamental promover hábitos saludables, como la práctica regular de ejercicio, una alimentación balanceada, y técnicas de relajación, para reducir los niveles de estrés en la población. Además, se requiere un mayor acceso a servicios de salud mental y apoyo psicológico para quienes más lo necesitan. Combatirlo es clave para mejorar la salud y bienestar de los mexicanos.
Las autoridades de la Secretaría de Salud y del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) presentaron los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2020-2023. El trabajo es de gran relevancia porque muestra los principales indicadores sobre enfermedades crónico-degenerativas, vacunación, sobrepeso y obesidad en escolares y adolescentes.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Ruy López Ridaura, indicó que uno de los resultados relevantes es la recuperación de la utilización de los servicios, que había disminuido por la pandemia de COVID-19.
Precisó que este indicador es importante, ya que había información falsa de que durante el proceso de transformación de los servicios de salud disminuyó el acceso, y claramente no es así. Además dijo que el problema de acceso se viene arrastrando desde otros sexenios.
“Hay que reconocer que se han basificado más 55 mil trabajadores, contratado cuatro mil especialistas e incrementado el número de médicos y médicas generales, así como del personal de enfermería”.
El director general del INSP, Eduardo Lazcano Ponce, puntualizó que la Ensanut es un instrumento que permite monitorear de forma continua diversos indicadores en la población mexicana, características demográficas y socioeconómicas.
Informó que, mediante entrevistas en los hogares, la Ensanut obtiene información sobre necesidades de salud, coberturas estimadas de vacunación, funcionalidad y bienestar infantil, factores de exposición ambiental, prevalencia de enfermedades crónicas, indicadores de salud reproductiva, lesiones, cobertura, utilización de servicios y estado de nutrición.
La directora del Centro de Investigación Sobre Enfermedades Infecciosas del INSP, Celia Alpuche Aranda, recomendó evaluar de manera rutinaria el estado de vacunación en niñas y niños menores de cinco años y monitorear el abasto suficiente de vacunas BCG y hepatitis B para personas recién nacidas.
Resultados de la Ensanut 2020-2023
El director del Centro de Investigación en Salud Poblacional del INSP, Tonatiuh Barrientos Gutiérrez, señaló que la prevalencia de obesidad en la población mexicana está influenciada por determinantes comerciales, como el consumo de productos no saludables que favorecen la acumulación de grasa.
Dijo que el consumo de bebidas azucaradas, energizantes y con alcohol es menor en quienes presentan un índice de masa corporal dentro de los rangos normales, en comparación con las personas con obesidad que consumen más de 10 por ciento de calorías en bebidas con azúcares añadidas, a partir de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Señaló que se debe fortalecer la promoción de estilos de vida saludables, prevención y atención a la salud; reforzar las políticas que han mostrado potencial para mejorar el ambiente alimentario; impulsar el uso del etiquetado de advertencia en alimentos empacados y asegurar acceso a agua potable y alimentos saludables.
La investigadora en Ciencias Médicas en el INSP, Arantxa Colchero Aragonés, subrayó la necesidad de mejorar el acceso a servicios de salud a través de la ampliación de horarios de atención, incremento del personal médico y abasto de insumos esenciales como medicamentos y vacunas.
La directora del Centro de Investigación en Evaluación y Encuestas del INSP, Teresa Shamah Levy, dio a conocer que los resultados del análisis de Ensanut 2020-2023 en más de 15 mil niñas, niños y adolescentes muestran que, en los últimos 17 años, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en escolares sólo aumentó dos puntos porcentuales. No obstante, en adolescentes pasó de 33 por ciento a 40 por ciento.
En cuanto a la prevalencia de sobrepeso y obesidad por sexo en escolares entre 2006 y 2023, se aprecia que siempre es mayor en los niños que en las niñas. En la población adolescente, la prevalencia es superior en las mujeres, con cuatro de cada diez jóvenes.
Finalmente, los resultados de la Ensanut 2020-2023 se pueden consultar en el siguiente enlace.
Uno de los eventos deportivos más importantes de la capital del país está a punto de ocurrir. Se trata del Maratón de la CDMX porque se llevará a cabo este 25 de agosto y una pregunta frecuente entre los participantes es si resulta mejor el consumo de bebidas deportivas o de agua para mantenerse hidratados
Tan sólo para poner en perspectiva, se espera que el evento tenga alrededor de 40 mil participantes. Con esto, se prevé que sea una de las ediciones más multitudinarias de la historia.
Maratón de la CDMX 2024: ¿Es mejor tomar bebidas deportivas o agua?
Para ofrecer una respuesta la nutrióloga clínica Emma Willingham del Hospital Houston Methodist dejó en claro que las bebidas deportivas ofrecen beneficios pero no todas las personas las necesitan.
“No todos los entrenamientos requieren una bebida deportiva. Además las personas que están tratando de controlar la cantidad de azúcar que consumen, como las que son prediabéticas o que viven con diabetes deben tener cuidado al beber bebidas deportivas”.
Además agregó que el propósito principal de una bebida deportiva es ayudar a mejorar el rendimiento físico de una persona al beneficiar su estado de hidratación y niveles de energía durante el ejercicio.
¿Cómo funcionan las bebidas deportivas?
El ingrediente principal de una bebida deportiva es el agua. Y todos sabemos lo importante que es beber mucha agua, especialmente mientras se hace ejercicio o si hace calor afuera.
La especialista menciona que cuando sudamos no sólo perdemos agua sino que perdemos electrolitos.
Cuando tus electrolitos están desequilibrados, se vuelve más difícil mantener una hidratación adecuada, lo que lleva a tener deficiencias en la capacidad de tu cuerpo para enfriarse, regular el flujo sanguíneo, crear energía, prevenir calambres y lubricar las articulaciones.
“Además, a medida que nuestra frecuencia cardíaca aumenta en un esfuerzo por trabajar más duro para bombear sangre a los tejidos y músculos que trabajan, puede desarrollar fatiga y dificultad para respirar”.
Reponer los electrolitos perdidos bebiendo una bebida deportiva ayuda a prevenir que se produzcan problemas de rendimiento porque los carbohidratos simples son una fuente rápida de energía, pueden ayudar a rellenar rápidamente tus reservas de energía, mantienen normales los niveles de azúcar en la sangre y retrasan la fatiga.
“Las bebidas deportivas tienden a tener una mala reputación debido a los azúcares que contienen. Pero, cuando se usa correctamente, este es un tipo de azúcar muy funcional que puede ayudarte a mejorar el rendimiento físico, especialmente durante el ejercicio de larga duración o al aire libre”.
¿Cuándo es mejor una bebida deportiva que el agua?
Hay algunas circunstancias en las que tu cuerpo podría beneficiarse de algo más que el agua.
“Como regla general, si haces ejercicio durante más de una hora, y especialmente si tu entrenamiento es al aire libre en un día caluroso y húmedo, es hora de pensar en una bebida deportiva”.
Por ejemplo, si sudas mucho, tomar una bebida deportiva no es sólo una forma de tomar agua sino que es una forma de reponer tus electrolitos para que puedas estar seguro de que tu cuerpo puede usar esa agua de manera efectiva.
Otro momento en el que una bebida deportiva se vuelve beneficiosa es cuando necesitas tener altas tus reservas de energía durante un entrenamiento más largo.
Además, los atletas de resistencia, como los corredores de maratón, pueden considerar tomar una bebida deportiva como una forma mejor tolerada de ayudar a mantener los niveles de azúcar en la sangre y energía en carreras largas.
En resumen, no. Tomar una bebida deportiva puede ofrecer beneficios en las situaciones anteriores pero eso no significa que la mayor parte de tu hidratación deba incluir azúcar y electrolitos agregados.
La especialista afirma que si haces ejercicio durante menos de una hora está bien omitir la bebida deportiva por completo y simplemente optar por beber agua a sorbos cuando sientas sed.
Además las bebidas deportivas están destinadas a mejorar el rendimiento y la fisiología del ejercicio, pero no son un reemplazo saludable para el agua que bebes a lo largo del día.
Aunque las bebidas deportivas son principalmente agua, también contienen azúcar, una fuente adicional de calorías, y no contienen ninguno de los nutrientes necesarios para apoyar tu salud en general, como fibra y proteínas.
La atención a las personas con discapacidad en México ha avanzado en las últimas décadas, pero aún enfrenta importantes desafíos. El país ha adoptado diversas políticas y programas para mejorar la calidad de vida de las personas con alguna minusvalía, enfocándose en la inclusión social, el acceso a la educación y al empleo, así como en la eliminación de barreras físicas y sociales. Sin embargo, la implementación efectiva de estas políticas varía considerablemente según la región y el tipo de discapacidad.
La Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad promueve la igualdad
En términos de marco legal, México ha ratificado la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU y cuenta con leyes nacionales como la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, que promueve la igualdad de oportunidades y el acceso a servicios básicos. A través de estas normativas, se busca garantizar que este tipo de personas tengan acceso a la educación, salud, empleo y participación social en condiciones de igualdad. Además, se han implementado programas específicos, como el Programa Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad, que articula acciones intersectoriales para atender sus necesidades.
En el ámbito educativo, se han creado modalidades de educación especial e inclusiva para asegurar que los niños y jóvenes con discapacidad puedan acceder a la educación. Sin embargo, las escuelas a menudo carecen de los recursos y la capacitación adecuada para atender a estudiantes con necesidades especiales, lo que limita su inclusión efectiva. Además, en zonas rurales y comunidades indígenas, las barreras son aún mayores, con poca disponibilidad de servicios especializados.
El acceso a servicios médicos adecuados es un desafío
En cuanto a la salud, el acceso a servicios médicos adecuados también es un desafío. Aunque el sistema de salud pública ofrece atención gratuita para personas con discapacidad, la calidad y disponibilidad de servicios varían, especialmente en áreas rurales y marginadas. La falta de infraestructura adecuada y de personal capacitado puede dificultar el acceso a tratamientos y terapias necesarios.
El empleo es otro ámbito crucial donde las personas con alguna minusvalía enfrentan dificultades significativas. Aunque existen leyes que promueven la contratación de personas con discapacidad, en la práctica, las tasas de empleo para este grupo siguen siendo bajas. Las barreras físicas en los lugares de trabajo, la discriminación y la falta de capacitación limitan las oportunidades laborales para este grupo.
Aunque México ha hecho esfuerzos importantes para mejorar la atención a las personas con incapacidad, aún existen brechas significativas en la implementación y en el acceso a servicios esenciales. Para lograr una verdadera inclusión, es fundamental continuar fortaleciendo las políticas públicas, asegurar su implementación efectiva en todas las regiones del país, y promover una cultura de respeto e inclusión hacia las personas con discapacidad.
La calidad de vida en México es un tema multifacético que varía ampliamente según la región, el nivel socioeconómico, y el acceso a servicios básicos. En general, México es un país de contrastes, donde se pueden encontrar tanto avances significativos en áreas como la educación, la salud y la infraestructura, como desafíos persistentes relacionados con la pobreza, la inseguridad y las desigualdades sociales.
La educación es un factor clave que influye en la calidad de vida
En términos de salud, México ha logrado mejoras importantes en las últimas décadas, con un aumento en la esperanza de vida y una reducción en la mortalidad infantil. Sin embargo, la calidad de los servicios de salud sigue siendo desigual. Las zonas urbanas suelen tener mejor acceso a hospitales y médicos especializados, mientras que en las áreas rurales, especialmente en comunidades indígenas, el acceso a servicios de salud adecuados es limitado. Esta disparidad afecta la calidad de vida de las personas, que a menudo deben recorrer largas distancias para recibir atención médica.
La educación es otro factor crucial que influye en la calidad de vida en México. Si bien se ha alcanzado una cobertura educativa casi universal en la educación básica, persisten brechas en la calidad de la enseñanza y en el acceso a niveles superiores de educación. Las escuelas en zonas rurales suelen carecer de recursos, lo que limita las oportunidades para los estudiantes en estas áreas. A pesar de estos desafíos, la población mexicana valora enormemente la educación, y muchas familias hacen sacrificios significativos para asegurar que sus hijos puedan estudiar.
El empleo y la economía también juegan un papel central en la calidad de vida en México. Si bien el país tiene una economía en crecimiento, la informalidad laboral es alta, lo que significa que muchos trabajadores no tienen acceso a prestaciones como la seguridad social o el seguro de salud. Además, los salarios en el sector formal son bajos en comparación con los estándares internacionales, lo que afecta el poder adquisitivo y la calidad de vida de los trabajadores.
La seguridad es otro aspecto crucial que impacta la calidad de vida en México. En algunas regiones, la violencia y el crimen organizado son problemas graves que generan temor y limitan las actividades diarias de las personas. Sin embargo, en otras zonas, la vida transcurre de manera más tranquila, con comunidades seguras y cohesionadas.
La calidad de vida en México está marcada por la diversidad y la desigualdad. Aunque el país ha hecho avances en varias áreas, persisten retos importantes que deben ser abordados para asegurar que todos los mexicanos puedan disfrutar de una vida digna, segura y con oportunidades para el desarrollo personal y social.
Las Cartillas Nacionales de Salud en México son herramientas esenciales del sistema de salud público diseñadas para promover el autocuidado y garantizar el acceso a servicios de salud preventivos. Estas cartillas funcionan como un registro personal de salud, en el cual se documentan las intervenciones médicas y preventivas que cada persona debe recibir a lo largo de su vida. Están orientadas a diferentes grupos de edad y género, permitiendo un seguimiento adecuado y personalizado desde el nacimiento hasta la vejez.
Existen diferentes Cartillas Nacionales de Salud en México
Existen diferentes tipos de Cartillas Nacionales de Salud en México, cada una destinada a un grupo poblacional específico: Cartilla Nacional de Salud del Niño (0-9 años), Cartilla Nacional de Salud del Adolescente (10-19 años), Cartilla Nacional de Salud de la Mujer (20-59 años), Cartilla Nacional de Salud del Hombre (20-59 años), y Cartilla Nacional de Salud del Adulto Mayor (60 años y más). Cada una está diseñada para abordar las necesidades de salud específicas de cada grupo, como vacunaciones, consultas médicas, exámenes de detección y educación en salud.
El objetivo principal de estas cartillas es promover una cultura de prevención y seguimiento constante de la salud. Al mantener un registro detallado de las vacunas, consultas médicas, pruebas de detección, y recomendaciones de estilo de vida saludable, las cartillas ayudan a los ciudadanos a mantenerse al día con su salud y a prevenir enfermedades. Por ejemplo, en la Cartilla Nacional de Salud del Niño se registran las vacunas, las evaluaciones de desarrollo y crecimiento, y las recomendaciones nutricionales, asegurando que los niños reciban la atención adecuada en los primeros años de vida.
Sirven como una herramienta educativa
Además, las cartillas sirven como una herramienta educativa tanto para las personas como para los profesionales de la salud. Al incluir información sobre prevención de enfermedades, estilos de vida saludables, y la importancia de las consultas regulares, las cartillas contribuyen a empoderar a las personas para que tomen un papel activo en el cuidado de su salud.
En el sistema de salud pública de México, las Cartillas Nacionales de Salud son distribuidas de forma gratuita y se entregan en las unidades médicas del sector salud al nacer o al ingresar al sistema. Es responsabilidad de cada individuo o de los padres, en el caso de los menores, mantenerlas actualizadas y presentarlas en cada consulta médica.
En resumen, las Cartillas Nacionales de Salud en México son instrumentos fundamentales para la prevención y seguimiento de la salud en cada etapa de la vida, apoyando a la población en el acceso a servicios de salud oportunos y en la adopción de hábitos saludables.