No resulta una sorpresa que la industria farmacéutica enfrenta una severa crisis ante la falta de nuevos antibióticos. Mientras en el pasado se diseñaron distintos medicamentos que mostraron efectividad, en años recientes todo cambió. Debido a distintos motivos, las bacterias se han convertido en la nueva preocupación de los profesionales de la salud.
Algunos de los motivos principales son el uso indebido que se ha hecho de los antibióticos. Ya sea médico que los recetan de forma indebida y pacientes que se automedican, el problema es mundial. De igual forma, se debe mencionar que producir un nuevo antibiótico requiere una inversión millonaria. Es por eso que las farmacéuticas parecen no estar interesadas en arriesgar su dinero.
Pero ahora, la respuesta de este inconveniente podría estar en los gérmenes. Aunque en primera instancia podría parecer una contradicción, en realidad no lo es del todo. Curar a alguien mediante un germen parece radical, pero es una muestra de la crisis que se vive.
Como muestra, el biólogo Benjamin Chan de la Universidad de Yale (YU) afirma que se trata de una alternativa real. De momento se están ensayando los virus llamados bacteriófagos, descubiertos hace un siglo pero que nunca se analizaron a fondo. Se piensa que podrían ser eficientes en algunos casos específicos.
La frustración de la gente por la resistencia a los antibióticos va en aumento. Estamos conscientes de que necesitamos alternativas y es por eso que los gérmenes no parecen una mala opción.
Finalmente, encontrar nuevas soluciones es urgente. Tan sólo la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el 2050 la resistencia a antibióticos provocaría 10 millones de muertes anuales. Esto la convertiría en la primera causa de mortalidad en todo el planeta.
