Maternidad tardía: Un fenómeno social

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Hasta hace algunas décadas atrás, era frecuente que se preguntara a las mujeres jóvenes de veintitantos años cuándo iban a pasar por el proceso de maternidad. Actualmente para muchas mujeres el mejor momento para la crianza de los hijos comienza a partir de los 30 años y un poco más allá de los 40.  Con la edad desciende el número de óvulos disponibles: la mujer nace con dos millones de óvulos de promedio; cuando aparece la primera menstruación quedan aún 400.000; a los 35 años, tan sólo 35.000.  La posibilidad de que el óvulo fecundado anide en el útero y siga desarrollándose también se reduce.

Son más frecuentes las alteraciones cromosómicas que conducen a abortos espontáneos aún antes de que se sepa que se ha producido un embarazo. Con la edad, la probabilidad de quedar embarazada disminuye. Los ovarios sufren un envejecimiento y el proceso de maduración de los óvulos no funciona a los 35 tan bien como a los 25. A menudo se producen ciclos sin ovulación.[1]

Cada vez más mujeres se convierten en primerizas en torno a sus 40 años, el número de mujeres teniendo hijos después de esta edad se ha cuadruplicado en los últimos 30 años. Las razones a dicho fenómeno ocurre porque:

  • Las personas tardan más tiempo en tener una pareja estable y/o casarse.
  • Desarrollo profesional de las mujeres para acumular experiencia laboral después de terminar su formación.
  • Los divorcios son más frecuentes haciendo que los embarazos sean más tardíos: muchos hombres y mujeres que inician una segunda relación desean volver a ser padres.
  • La tecnología avanzada para tratar la fertilización, hace posible pasar por el proceso de maternidad después de muchos años de espera.
  • La fertilidad real de una mujer también está relacionada con su estado de salud y factores mentales.
  • Disponibilidad de información acerca de la sobrepoblación y conservación del planeta, han creado conciencia en las mujeres en la decisión de ser madres o serlo a una edad más madura.

Frente a las desventajas de una maternidad tardía, la Organización Mundial de la Salud declaró acerca de los riesgos de tener hijos a una edad avanzada sería a partir de los 35 años y estos serían: abortos espontáneos, partos por cesáreas, diabetes gestacional, placenta previa, riesgo de hemorragias preparto, muerte materna durante el embarazo, parto o en los 42 días posteriores; complicaciones que provoquen que la madre tenga una experiencia cercana a la muerte, nacimiento prematuro del bebé, es decir, antes de las 37 semanas, mortalidad fetal o mortalidad neonatal precoz que ocurre al nacer y en los primeros siete días de vida del bebé, bajo peso al nacer.

Pero no todo son desventajas, las buenas noticias son: los hijos de mujeres mayores de 40 tienen una mejor salud física y emocional debido a los cuidados y atención que reciben, comparados con los hijos de madres en los 20.

Los niños de madres mayores sufren un 22% menos de probabilidades de lesionarse de forma accidental.

Casi un tercio de los niños es menos propenso a ser ingresado en un hospital antes de los tres años de edad.

El desarrollo del lenguaje de niños con madres más maduras es mejor, y los conflictos entre padres e hijos se reducen a mayor edad de la madre.

A pesar de las diferencias en las características sociodemográficas de las mujeres embarazadas y el cuidado obstétrico adecuado, lo que se requiere es encontrar las intervenciones adecuadas y oportunas para reducir el impacto de los riesgos y lograr mejores resultados en la salud de madres e hijos.[2]

[1] (SerPadres)

[2] (Fúnez., 2015)  

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