Actividad física: la mejor vitamina para el cerebro

La preocupación por las consecuencias que trae consigo la poca práctica de actividad física o deporte, enmarca una creciente preocupación mundial. Los entes estatales encargados de la salud pública, se encuentran alarmados por las cifras que indican la poca actividad física y las consecuencias en términos de bienestar físico.

Recientes estudios señalan al sedentarismo como el factor que acompaña la aparición y gravedad de un número importante de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, la obesidad y la diabetes, entre otras. Dentro del contexto latinoamericano encontramos cifras bastante preocupantes que estiman que más de un cuarto de la población mayor a los 14 años no practica ninguna actividad física o realiza algún deporte.

Existe evidencia que sugiere que la práctica de una actividad física puede propiciar un mejor bienestar en personas que padecen alguna enfermedad mental y puede mejorar las funciones cognitivas, como lo es el caso de un trastorno de depresión, ansiedad o estrés. También, se han logrado determinar los beneficios que puede tener sobre el rendimiento académico de niños en edad escolar.1

Actividad física y procesos cognitivos

Estudios realizados, arrojaron información que presenta a la actividad física como una aliada de los procesos cerebrales. El ejercicio aeróbico puede estimular algunos componentes celulares y moleculares del cerbro.2

La actividad física puede tener otras ventajas psicológicas y sociales que afecta la salud. Por ejemplo, la participación activa en un deporte o el ejercicio físico, puede ayudar a construir una autoestima más sólida3, aumenta en las mujeres la auto-imagen positiva4, y una mejora notable en la calidad de vida entre niños y adultos5.  Estos beneficios, obedecen a una combinación de la actividad física y los aspectos socioculturales que acompañan a este tipo de actividades. El ser físicamente activo puede también reducir las conductas auto-destructivas y antisociales en la población joven6.

Autoconcepto, ansiedad y actividad física

En un análisis de la relación que existe entre procesos cognitivos y actividad física, los autores plantean ampliamente los beneficios que tiene para el desarrollo cognitivo de los niños, el hecho de que éstos practique una actividad física de manera regular7. Concluyen argumentando que los beneficios de la actividad física son bastante altos y que por ello es necesario que se adopten políticas para estimular la actividad física entre la población infantil.

Conclusión

La evidencia nos indica que el ejercicio físico tiene una fuerte influencia en factores emocionales como la ansiedad y la depresión, disminución del estrés, mejora las capacidades intelectuales y cognitivas, apoyados en cambios funcionales a partir de la práctica de actividad física y deporte. Lo que implica que la actividad deportiva puede considerarse un elemento central y fundamental en los programas de promoción de la salud para poblaciones infanto-juveniles con o sin patologías específicas. En una perspectiva sistémica bio-psico-social-ambiental del ser humano permite entender que las diferentes funciones fisiológicas y cognitivas están interrelacionadas y que cambios o modificaciones positivas en algunas de ellas va a repercutir en cambios y modificaciones en esferas diferentes del organismo humano.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

  1. Hanneford, C. (1995). Smart Moves: Why Learning is Not All in Your Head. Great Oceans Publishing.
  2. Neeper, S.; Gomez, F.; Choi, J. y Cotman, CW. (1996). Physical activity increases MRNA for brain-derived neurotrophic factor and nerve growth factor in rat brain. Brain Res, 726 (1-2), 49-56.
  3. Sonstroem, R. (1997). Physical activity and self-esteem. In W.P. Morgan (Ed.), Physical activity and mental health. Washington, DC: Hemisphere.
  4. Maxwell, K. y Tucker, L. (1992). Effects of weight training on the emotional well-being and body image of females: predictors of greatest benefit. American Journal of Health Promotion, 6, 5, 338-344.
  5. Laforge, R.; Rossi, J.; Prochaska, J.; Velicer, W.; Levesque, D. y McHorney, C. (1999). Stage of regular exercise and health-related quality of life. Preventive Medicine, 28, 349-360.
  6. Mutrie, N. y Parfitt, G. (1998). Physical activity and its link with mental, social and moral health in young people. In S. Biddle, J. Sallis, y N. Cavill (Eds.), Young and active: young people and health-enhancing physical activity-evidence and implications. London: Health Education Authority.
  7. Sibley, B, y Etnier, J. (2002). The relationship between physical activity and cognition in children: A meta-analysis. Pediatric Exercise Science (in press).
  8. Ramírez W, Vinaccia S, Suárez GR. El impacto de la actividad física y el deporte sobre la salud, la cognición, la socialización y el rendimiento académico. Citado el 14 de junio de 2021. Disponible en: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0123-885X2004000200008