En México, el cuatro por ciento de la población padece glaucoma y la mitad desconoce que tiene esta enfermedad. Esto es debido a la ausencia de síntomas. Este padecimiento es una de las principales causas de pérdida de la visión en el mundo y, además, ocupa el primer lugar de ceguera irreversible. Se caracteriza por el aumento de la presión del glóbulo ocular que genera daño progresivo en el nervio óptico y pérdida de la visión.
Las cataratas y algunos medicamentos son factores de riesgo para el glaucoma
Entre los factores de riesgo se encuentran el aumento de la presión intraocular, uso de medicamentos (como la cortisona o los esteroides), golpe en el ojo, cataratas, inflamación intraocular y malformaciones oculares desde el nacimiento o que se presentan en diferentes etapas de la vida.
Esta enfermedad ocular puede ser de ángulo abierto, que es la que afecta fundamentalmente a los hombres y es la forma más común. Por su parte, el de ángulo cerrado se produce cuando el ángulo de drenaje en el ojo queda bloqueado por completo, lo que ocasiona un aumento rápido de la presión ocular, denominado ataque agudo.
Para confirmar su presencia se mide la agudeza visual y presión intraocular
A la hora de confirmar el tipo de glaucoma, lo que se hace es medir la agudeza visual y la presión intraocular. Asimismo, se dicta la pupila para así verificar el nervio óptico. A las personas con sospecha de la enfermedad se les realizan estudios de gabinete y tomografía de coherencia óptica para verificar la forma y fibras nerviosas del ojo.
Respecto al tratamiento, se basa en medicamentos tópicos que bajan la presión intraocular y reducen el riesgo de disminución del campo visual. Las personas con enfermedad severa que son candidatas, además, se les realiza cirugía con láser de mínima invasión. Este es un procedimiento microscópico que hasta hace 15 años no se podía realizar.
A partir de los 35 años, es recomendable una revisión oftalmológica anual, sobre todo entre quienes tienen miopía o familiares directos con glaucoma. Esto permite una detección oportuna, puesto que el daño es permanente e irreversible. Sin embargo, se puede detener con medicamentos y cirugía láser.