• Para el síndrome antifosfolípido todavía no existe una cura aunque con ayuda de medicamentos se reduce el riesgo de que se formen más coágulos.
• Su incidencia es de aproximadamente cinco casos por cada 100 mil personas.
• Aunque todas las personas están en riesgo, las mujeres en edad fértil o las que tienen lupus presentan un mayor riesgo.

El mundo de la salud es tan amplio que jamás se termina de explorar por completo y lo mismo ocurre con las enfermedades. Aunque hay algunas bastante conocidas por su alta incidencia, también hay otras de las que se habla muy poco. Dentro de este segundo rubro se encuentra el síndrome antifosfolípido. La falta de información provoca que muchas veces su detección no sea sencilla.

¿Qué es y cuáles son sus consecuencias?

En primer lugar es necesario identificar en qué consiste. Su definición más básica es que se trata de una enfermedad inflamatoria autoinmune que puede causar distintas condiciones clínicas. Las principales son tromboembolismo venoso y arterial o ambos, además de morbilidad en el embarazo con abortos recurrentes.

Por su parte, la formación de coágulos se puede extender a las piernas, pulmones y otros órganos. Si eso ocurre existe una alta probabilidad de sufrir ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares u otras afecciones.

Dentro de lo que se sabe es que el síndrome antifosfolípido puede afectar a cualquier persona aunque las mujeres en edad fértil o las que tienen lupus presentan un mayor riesgo.

Acerca de su incidencia se sabe que es de aproximadamente cinco casos por cada 100 mil personas. Mientras que su prevalencia es de 40 a 50 casos por cada 100 mil personas. Además una de cada cinco mujeres que sufre abortos espontáneos recurrentes es por este síndrome.

Esta enfermedad ocurre cuando el sistema inmunitario produce, por error, anticuerpos que aumentan las probabilidades de que se formen coágulos en la sangre. Estos anticuerpos, por lo general, protegen al cuerpo frente a invasores como los virus y bacterias. Así mismo, puede ser causado por una enfermedad latente, como un trastorno autoinmunitario.

Para este síndrome, en particular, no existe una cura, pero los medicamentos pueden reducir el riesgo de que se formen más coágulos.

Principales síntomas y señales de alerta

• Sarpullido: Este aparece como una erupción roja, similar a una red.
• Coágulos en las piernas: Estos coágulos son conocidos como Trombosis venosa profunda y sus signos incluyen dolor, hinchazón y enrojecimiento, o dolor de pierna o brazo.
• Accidente cerebrovascular: Ocurren en una persona joven con este síndrome pero sin factores de riesgo conocidos para las enfermedades cardiovasculares. Inicia con un coágulo en el cerebro que causa debilidad, parálisis de cara, brazo o pierna. También dificultad para hablar, alteraciones visuales y dolor intenso de cabeza.
• Accidentes isquémico transitorio: Se manifiesta con síntomas similares al accidente cerebrovascular. Por lo general dura unos minutos y no causa un daño permanente.
• Embolia pulmonar: Si se diagnóstica un coágulo en el pulmón se puede sentir como falta repentina de aliento, dolor de pecho y tos con moco manchado de sangre.

Lo recomendable es asistir a consulta médica inmediata si se perciben alguno de estos síntomas. Por otro lado, es importante destacar que también existen signos que no son tan comunes como dolores de cabeza crónicos (incluyendo migrañas), demencia y convulsiones, daños en las válvulas cardíacas, entre otras complicaciones.

El anticoagulante lúpico es un marcador que puede ser utilizado para el diagnóstico del síndrome antifosfolípido; sin embargo, no necesariamente indica que el paciente tenga esta enfermedad. Para obtener un resultado completo se requieren pruebas adicionales.

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